Telefónica dice adiós a Chile: La historia y el rol político del icónico rascacielos con forma de celular
- Por Meganoticias
El anuncio de la icónica empresa española Telefónica de que dejará sus operaciones en Chile, México y Venezuela, ha vuelto a poner en relieve el destino de su emblemático rascacielos en Santiago. La matriz, presidida por Marc Mutra, busca concretar su salida del país, un proceso impulsado por los malos resultados financieros y la fuerte competencia en las telecomunicaciones.
La Torre Telefónica, también conocida como Distrito Movistar Chile o antiguamente como Edificio CTC (Compañía de Teléfonos de Chile), está emplazada en un punto neurálgico de la capital: Plaza Baquedano en la comuna de Providencia.
Arquitectura y una forma que se volvió obsolescencia
La construcción del complejo se llevó a cabo entre 1993 y 1996, tras un concurso privado convocado por la compañía en 1992. Los arquitectos adjudicatarios fueron Iglesis Prat Arquitectos en colaboración con Mario Paredes & Arquitectos Asociados.
El edificio, con sus 143 metros de altura y 34 pisos habitables, ostentó el título de rascacielos más alto de Chile desde 1996 a 1999. Esta verticalidad lo estableció inmediatamente como un hito urbano, rompiendo con la horizontalidad predominante de la zona. Su costo fue de 75 millones de dólares.

La característica más comentada de su diseño es su morfología simbólica, ya que simula un teléfono móvil de la década de 1990. En su momento, este diseño High-Tech buscaba reflejar la vanguardia tecnológica y materializar el poder económico de la compañía.
Sin embargo, con la acelerada evolución de los móviles, el diseño ha sido objeto de críticas. La obra se ha llegado a describir como una "adefesio" que quedó obsoleta rápidamente, sirviendo como una lección para los arquitectos que diseñan estructuras permanentes basándose en tecnología de rápida evolución. Hoy en día, su imagen visual no refleja lo que se entiende por telefonía.
La torre como megáfono social en la "Zona Cero"
El rol de la Torre Telefónica se transformó radicalmente durante el Estallido Social iniciado en octubre de 2019, dado que su ubicación la sitúa en el epicentro de las manifestaciones, conocido como la "Zona Cero".
La torre se convirtió en un punto de referencia y en un blanco de la protesta, simbolizando el sistema económico neoliberal que la ciudadanía rechazaba. Los manifestantes provocaron destrozos y la intervinieron gráficamente. Para proteger el inmueble, la empresa instaló planchas de zinc, creando una nueva superficie de 444 a 518 m² que sirvió como lienzo para expresiones de protesta.
Fue el colectivo de arte y diseño audiovisual Delight Lab quien le otorgó un nuevo rol comunicacional, utilizando la técnica del video mapping para proyectar consignas en su fachada. Palabras como "DIGNIDAD" y "HAMBRE" fueron lanzadas sobre el rascacielos, extendiendo el impacto de las demandas sociales y redefiniendo el significado del edificio, llevándolo a la vida cotidiana de los santiaguinos como un espacio político.
Los ciudadanos que participaron en encuestas pos-Estallido lo describieron con palabras como "celular" (27 menciones) y "teléfono" (25 menciones), pero también le otorgaron un valor de referencia y hito. Si bien solo un 15,6% lo considera bello, un 82,4% lo ve como un edificio protagónico en la ciudad. Además, se señaló que su valor principal es el Económico, con un 78,8% de las menciones.
En el contexto del Estallido, la torre tomó un papel protagónico, siendo vista como un "Diario Mural de la Protesta" o un "megáfono" de información y expresión.
El futuro incierto
La compañía Telefónica anunció que reanudaría el proceso de venta del inmueble en julio de este año, el cual se había pausado debido al Estallido Social y la pandemia.
La intención de la compañía de concentrarse en Europa y los ajustes en el alto mando en 2024 son señales del momento complejo. Aunque Telefónica continuará ocupando oficinas como arrendatario, su salida de Chile abre la pregunta sobre quién o qué organismo ocupará un edificio tan simbólicamente cargado, especialmente al estar situado en el corazón de la protesta social.
Los encuestados, al considerar la venta, propusieron que el espacio se transformara, con ideas enfocadas en oficinas, un centro cultural, o un espacio para servicios y la comunidad.
La Torre Telefónica, que ha pasado de ser un símbolo de la modernización corporativa de los 90 a un lienzo de la revuelta social, persiste en el imaginario colectivo de Santiago, una presencia innegable en la historia reciente de la ciudad.
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