Logo Mega

Este aviso se cerrará en segundos

"Pagué por buscarla": fue adoptado forzosamente en dictadura, enviado a Holanda y 44 años después conoció a su madre

  • Por Meganoticias

Durante la dictadura, fueron miles los niños chilenos que fueron adoptados forzadas a países del extranjero, es especial a Holanda. Esto habría sido causa por una monja que, con la ayuda de asistentes sociales chilenos, facilitó la adopción de los bebés chilenos hacia el extranjero.

Ese es el caso de Miguel Chaura, hijo de Rosa Pacheco y hermano de Soledad Chaura. Él fue adoptado irregularmente y luego llevado a Holanda con su nueva familia. Durante cuarenta y cuatro años no supo nada de ellos, hasta la actualidad.

Miguel, chileno adoptado irregularmente en Holanda, cuenta que "siempre extrañé a mi madre. Y por eso me tatué su nombre. Esto me sirve para decirle a la gente que tengo a alguien, que no estoy solo, que tengo a mi mamá".

Y es que el hecho de extrañarla tenía un motivo. Su vida en Holanda no fue la soñada, ya que a los ocho años volvió a un hogar de menores, rechazado por la familia que lo adoptó en Europa.

"Yo nunca me llevé bien con mis papás en Holanda. Mis papás tenían otros planes para mí. Ir a la universidad y cosas que yo no quería. Cada seis años, visitaba a mi familia y me tomaba un café con ellos, pero nunca fue una buena relación", cuenta él.

Manipulaciones

Como el caso de Miguel, son muchas historias más que se repiten. Niños que fueron separados forzosamente de sus madres y llevados a Holanda, todo gestado por la monja holandesa Gertrudis Kuijpers.

Era esta mujer la que llevaba a cabo estas adopciones y la que coordinaba las reuniones de Miguel y la familia que lo adoptó y posteriormente abandonó. "La hermana Gertrudis estaba justo en esos encuentros y aprovechaba de sacar fotos y esas son las fotos que tenía mi mamá. Muestra una familia feliz que en verdad no era", relata Miguel.

La madre de Miguel cuenta que fue manipulada por ella y que para convencerla le dijo que "él iba a tener un hijo futuro, que podría estudiar allá, y que con el tiempo él volvía", pero aquello nunca ocurrió.

"La evidencia fundamental es cómo se manipula la información de los documentos. No son ilegales porque están en el marco de la legalidad de la época, pero sí son forzadas", señala Karen Alfaro, historiadora y experta en este tema.

Adopciones irregulares

La monja Gertrudis habría gestionado la adopción de al menos otros 90 niños chilenos hacia Holanda. Se estima que unos 25 mil niños chilenos fueron adoptados irregularmente hacia países europeos.

Lamentablemente, para llevar a cabo estas acciones, se buscaba a mujeres de entornos vulnerables, de zonas rurales y de poca educación. Primero intentaban convencerlas, luego les quitaban forzosamente los niños. Todo esto como una política de estado en plena dictadura.

"Se desarrolla una política que promovió la adopción internacional de niños pobres al extranjero como una forma de reducir la población pobre en el país", detalla Karen Alfaro, historiadora e investigadora.

Pagar por conocer sus raíces
Miguel dice que hace 20 años le pagó a la hermana Gertrudis para averiguar de su madre y pese a que la mujer se comprometió, nunca cumplió su palabra.

"La hermana Gertrudis solo me dijo que tenía una mamá, pero que era difícil ubicarla porque viajaba por todo Chile. Le pagué a ella mil euros para buscar a mi mamá y nunca recibí una respuesta", lamenta Miguel.

Reencuentro y choque de culturas

Rosa Pacheco, en un momento, estuvo grave de salud. En aquel instante, lo único que podía hacer era pensar en su hijo que todavía no conocía.

"Cuando yo estuve grave, lo único que le pedía a Dios era que me diera un poco más de vida para esperar a mi hijo y verlo. Ahora que lo conozco, ya no temo irme", dice la mujer.

Actualmente, en Chile, Miguel ha compartido con su familia chilena y aunque el idioma y la cultura han sido puntos donde han chocado, un traductor les permite comunicarse.

"Yo llevo 44 años en Países Bajos y no tengo ningún recuerdo de Chile. Sigue siendo raro todo esto. No conozco la cultura. Todos ellos siguen siendo extraños", concluye Miguel.