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"Me sellaron con esmalte de uñas": El testimonio de mujer tratada en la clínica clandestina clausurada en Las Condes

  • Por Meganoticias

Una estilista, identificada como Estefany Santana, dio a conocer su relato luego de enterarse del fallecimiento de Leslie Vergara, de 32 años, tras someterse a una intervención en una clínica estética que funcionaba de forma clandestina en Las Condes.

Santana apunta a Mónica Flores, técnico en enfermería y regenta del centro estético, junto a su madre, como las mismas personas que a ella la dejaron con secuelas en su cuerpo en el año 2017.

Fue en el 2019, junto a otras mujeres, cuando presentaron una querella en su contra. Lamentablemente, según su opinión la causa no avanzó y “dejaron que pasara algo más grave”.

Testimonio

La profesional de la belleza cuenta que una amiga le dio el dato de Mónica Flores y su clínica estética, luego de que en un viaje a Brasil decidiera colocarse glúteos.

“Le escribí para saber qué era lo que inyectaba. Me dijo que era algo con ácido hialurónico y que todo era seguro. Después me enteré de que esa amiga nunca se había hecho algo”, relató a LUN.

Las condiciones no eran las adecuadas a simple vista. Estefany describe que el sitio estaba desordenado y que en una pieza había una camilla y mesones. Para el procedimiento pagó $500.000 y “me inyectó un líquido transparente. Me rellenó a los lados porque soy ancha de cadera y me dolió, pero me aguanté. Me sellaron con esmalte de uñas y un parche”.

Al otro día se sintió mal y con mareos. Al despertar, toda su cama estaba empapada de una sustancia grasosa. Le habló y le hicieron el mismo procedimiento: sellar con esmalte. Y aunque le gustó el resultado, prontamente empezarían los problemas.

“Está deforme”

Pasados los meses, “se me fue endureciendo todo el glúteo y nunca se me bajó. Ahora con ropa me elogian, pero sin ropa no es bonito. No me puedo poner un traje de baño, está deforme. Me salieron cototos”, contó.

Sin embargo, nunca relacionó esto con la intervención, hasta que apareció un reportaje denunciando la misma clínica. En consecuencia, le envió un mensaje a la mujer, a lo que ella respondió que no se preocupara, que le había inyectado poliacrilamida, otro biopolímero “mucho más suave y que todas lo tenían, incluida ella”.

“Vivo con miedo”

Tras esta respuesta, acudió a otros cirujanos que le dijeron que era imposible aspirar lo que tenía en su cuerpo y que “era como una bomba de tiempo, porque el polímero se puede mover... Vivo con miedo, lo único que quiero es sacarme esto”.

Aun así, cuenta que no le duele, pero que sí le incomoda bastante. Por lo mismo, ha intentado convencer a otras mujeres que no lo hagan en sitios así, pero “van igual” porque “es algo rápido y barato, es la moda”.

Lo anterior lo atribuye a que mujeres extranjeras han impuesto esta nueva tendencia.