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"Estuve entre la vida y la muerte": Juan Pablo Queraltó recuerda violenta encerrona que le cambió la vida

  • Por Meganoticias

Hace poco más de dos años Juan Pablo Queraltó vivió una violenta encerrona en la que perdió su vehículo. Entrevistado por Modus Operandi, el periodista y su esposa, Francisca Sfeir, entregaron detalles de los hechos que cambiaron para siempre sus vidas.

El 10 de diciembre de 2019 no era la primera vez que el periodista se enfrentaba a un robo con violencia. En 2016 había sido víctima, junto a su esposa, del mismo delito cuando en dicha oportunidad se enfrentó a delincuentes que le hicieron un portonazo.

Tras este hecho, sacó como conclusión que nunca más volvería a ponerse en riesgo y entregaría inmediatamente su vehículo o pertenencias. Así lo hizo la segunda vez, pero todo terminó peor que la primera vez.

Encerrona en la autopista

El día de su segundo robo con violencia Juan Pablo Queraltó siguió todas sus rutinas. Tomó su Land Rover a las 06:45 de la mañana y siguió el camino de siempre desde su casa en Chicureo. Mientras manejaba saludó a su mamá por teléfono y luego llamó a su padre, cuando en el trébol de la Radial Nororiente con la Ruta 5 la rutina cambió repentinamente.

"Los tipos me cruzaron el auto y yo solamente atino a abrir la puerta. Veo a los gallos aquí al frente, veo a otro gallo con la pistola, al otro lo veo allá y no sé por qué, porque uno no anda con los pestillos abiertos, yo decido abrir la puerta", explica el periodista.

En ese momento hace un amago de devolverse al vehículo para tomar su teléfono, pero no puede concretar la acción porque uno de los delincuentes le pega en la cabeza con la cacha de la pistola. Tras esto cayó por el camino, mientras lo pateaban en las costillas.

Tirado en el suelo, Queraltó vio cómo los ladrones escaparon con su auto y el vehículo con el que realizaron la encerrona. "Aquí pasa una situación en la que me sentí absolutamente desposeído, porque empecé a correr por aquí (el camino) para pedir ayuda", recuerda.

Al principio ningún automovilista le prestó auxilio, hasta que un médico que había sufrido el mismo delito en ese mismo lugar solo dos meses antes lo ayudó y lo acompañó a Carabineros.

Seguimiento del vehículo

Tras el shock inicial y alertar a sus familiares, pese a problemas iniciales con internet en la comisaría, Queraltó pudo activar el rastreador GPS de su iPhone, el cual uno de los ladrones volvió a dejar dentro del vehículo cuando el periodista intentó sacarlo.

Los datos del teléfono llevaron a la policía a realizar una persecución que los dirigió hasta el sector de la Papelera de Puente Alto. Allí se perdió la señal del celular. En ese lugar había unos grandes galpones en los que la policía encontró una serie de autos con encargo por robo, pero no estaba el Land Rover de Queraltó.

El periodista está seguro que fue víctima de una banda organizada, la cual había calculado hasta el momento exacto en el que cometer el delito. A la hora de su asalto las cámaras del trébol justo giraban automáticamente hasta otro sector, por lo que no hay ningún registro que sirva de prueba en este delito.

Refugio familiar

Tras la encerrona, Queraltó inició un proceso de sanación en el que se refugió en su familia. "Observar y ver que una persona te está apuntando con un arma, que tú no sabes si es de verdad o de mentira. En ese momento después pensar en la familia que uno tiene... que uno podría haberlo perdido todo por una locura de un delincuente de haberme pegado un balazo, con el objetivo solamente de llevarse un bien material", reflexiona.

"Nos cambia en que somos una familia joven que tiene sueños y que de repente te das cuenta que estás dispuesto a encerrarte, a vivir con miedo. Te das cuenta que todo te lo pueden llevar y te pueden matar... Es demasiado injusto vivir con ese miedo y es muy difícil de superarlo", dice Francisca Sfeir sobre los cambios que significó esto para la familia.

"A mí me ha ayudado mucho conversar las cosas, hablarlo con la Fran, llorar y tomarme las cosas con calma y decir, 'pucha esto es una cosa de tiempo, el tiempo me va a sanar'", explica Queraltó sobre el proceso de sanación que realizó sin ayuda profesional.

Juan Pablo expuso que cada vez que ve noticias de encerronas mantiene la esperanza de recuperar su vehículo, el cual veía como un símbolo de su esfuerzo. Pasado más de dos años cambió la ruta de viaje, ya no habla por teléfono al conducir, va atento a cada movimiento extraño y hasta memoriza patentes.