Logo Mega

Este aviso se cerrará en segundos

"Por egoísmo te quiero aquí": Paciente con esclerosis ruega por su eutanasia, pero su madre se lo impide en España

España está siendo el escenario de una historia digna de una dramática obra literaria, en la que es difícil identificarse con alguna de las protagonistas, ya que su conflicto es de vida o muerte.

Por un lado, está Belén, de 54 años. Ella lleva soportando una severa esclerosis que le diagnosticaron hace más de tres décadas. Hoy está relegada a una silla de ruedas, después de contagiarse de coronavirus en 2020, mientras estaba en un hospital.

Ir a la siguiente nota

Reconoce tenerle pánico a los dolores que le puede provocar su enfermedad y que no está viviendo una vida normal, sino sobreviviendo a una tortura. Por lo mismo, su máximo deseo es acceder a la eutanasia, legal en el país europeo desde 2021.

Su contraparte es su propia madre, Carmen, de 79 años. Lo que menos quiere es ver a la muerte llevándose a su hija. Está segura de que los informes médicos "mienten", porque consignan situaciones que no están afectando a su primogénita, supuestamente. Si bien está de acuerdo con la eutanasia, no quiere que sea aplicada a Belén, ni hoy ni mañana.

 

Imagen referencial (Freepik)

 

"Por egoísmo te quiero aquí"

Este desencuentro ha ocasionado severas discusiones entre madre e hija, y una de las últimas corresponde a la que presenciaron periodistas del medio español ABC.

A las 17:00 horas del jueves 2 de noviembre, una ambulancia del Servicio Gallego de Salud (Sergas) llegó al domicilio en que viven las familiares. Los funcionarios se bajaron del vehículo y tocaron el timbre, sin obtener respuesta.

Después del segundo timbrazo, seguramente pensaron que no había nadie en casa, pero en el living estaba Carmen y Belén. La primera negándose a abrir la puerta; mientras que la segunda, rogándole para asistir a la cita que tenía con la muerte.

 

Imagen referencial (Freepik)

 

Los paramédicos tenían la misión de llevar a la paciente al Hospital Clínico Universitario de Santiago de Compostela, lugar en el que Belén sería sometida a una eutanasia que había solicitado meses atrás. Pero la madre tenía claro su propósito.

Con una voz disminuida por la esclerosis, la mujer de 54 años le insistía en que abriera la puerta.

"Cierra la boca, hoy no puedo abrir. No puedo estar sola. Por egoísmo te quiero aquí, si me quieres algo... No puedo dejar que te lleven", respondió la adulta mayor.

"Alargas mi sufrimiento"

Los trabajadores sanitarios seguían esperando al otro lado. El último toque al timbre fue intenso y largo, musicalizando la introducción de un desgarrador diálogo entre las protagonistas.

—Abre la puerta, mamá, esto es de locos. Va a pasar. Si no es hoy, será otro día, pero va a pasar dentro de un tiempo.

—Te lo pido de rodillas, Belén.

—Solo estás alargando esto.

—¿Te alargo la vida?

Alargas mi sufrimiento.

 

Imagen referencial (Freepik)

 

El motor de la ambulancia se encendió y los paramédicos se marcharon. La muerte tendrá que esperar, por ahora.

—Muchas gracias, mamá, eres muy buena persona—, dijo la paciente en tono sarcástico.

—Va a pasar un tiempo, y ya lo tendré más claro.

—Yo hace años que lo tengo.

—(La eutanasia) será cuando venga tu hermana. Yo no puedo hacer esto sola. ¿Qué hago mañana cuando vea tu habitación vacía?—, concluyó la adulta mayor.

Más de tres décadas sobreviviendo a una esclerosis

Belén tenía 20 años cuando le diagnosticaron esclerosis. La pérdida de visión en un ojo arrojó ese resultado. La enfermedad le ocasionó dificultades para caminar, pero intentó llevar una vida lo más normal posible.

Se desempeñó como profesora de inglés en institutos de España, pero su frágil salud la obligó a jubilarse en 2015, a sus 46 años. Las sesiones de rehabilitación le daban autonomía funcional, hasta que se contagió de Covid-19, lo que le significó una cadena perpetua con su silla de ruedas.

 

Imagen referencial (Freepik)

 

En conversación con ABC, la mujer reconoció su terror al dolor: "Tuve cuatro episodios muy leves, pero me da pánico pensar que eso puede volver. He llevado una vida genial, he sido muy feliz haciendo lo que más me gustaba, con unos compañeros geniales, pero esto ya no es vivir, sino sobrevivir".

Los argumentos de Carmen, por su parte, están disfrazados de un optimismo poco convincente y de conjeturas sin solidez: "¿Y si mañana aparece un medicamento estupendo para la esclerosis?", "una autorización (médica) para la eutanasia no puede basarse en mentiras", "ese médico es un asesino", entre otras premisas.

Sobre la eutanasia, la adulta mayor debate entre dos posiciones: está de acuerdo con que su hija acceda a ella, pero "no cree que haya llegado ese momento", señala el periodista de ABC, José Luis Jiménez, en su artículo.

A un timbrazo de la eutanasia

La ambulancia regresará a la casa de la familia pronto, de una forma muy diferente a como lo hizo este jueves.

Resulta que la Consellería de Sanidad de la Xunta (una especie de Superintendencia de Salud en Chile) estableció, sobre esta dramática situación, que "en el caso de existir alguna obstrucción a seguir con el procedimiento deseado y al que (Belén) tiene derecho, se comunicará al juzgado para que prosiga la actuación".

Vale decir, es muy probable que los paramédicos regresen al domicilio de Carmen y Belén con una orden judicial para trasladar a la paciente al hospital y así aplicarle la eutanasia.

Todo sobre Sucesos

Leer más de