"Entrando ahí ya no hay salida": Narcos reclutan a jóvenes vulnerables y con carencias afectivas

El narcotráfico se ha apoderado de poblaciones vulnerables del país mediante el ofrecimiento de lujos, dinero y autos a niños y jóvenes, quienes se ven seducidos por estos antisociales por no contar con redes de apoyo.

Así es el audaz negocio de los narcos para expandirse: usar a su favor la precariedad y la pobreza de los adolescentes para seducirlos y reclutarlos. Así lo consigna "Raúl", identificado así para proteger su identidad, un adicto a las drogas desde los 13 años y que hoy se encuentra en rehabilitación.

¿Qué dijo?

"Empecé a consumir marihuana desde los 13 años. A los 18, con la cocaína y a los 19 con todo las drogas químicas: éxtasis, LSD, ácidos", revela a Meganoticias Reportajes.

Su experiencia con las drogas comenzó cuando falleció su madre: "Me afectó bastante vivir solo desde los 13 años. O sea, viví con mis hermanos, pero me crié solo. Me faltó un papá y una mamá, alguien que no me dijera 'no, eso no se hace'".

¿Cómo actúan los narcos?

"Raúl" era niño y no tenía un guía o un ejemplo a seguir. Sufrió carencias afectivas, familiares y también educacionales que lo llevaron a sumergirse en la adicción. Aunque nunca fue parte de una banda de narcotráfico, de pequeño convivía con ellos.

"Estuve a muy poco de entrar a una banda de narcotráfico. Ellos buscan niños con carencias afectivas, entonces yo cumplía con el perfil", asegura.

El inicio en la actividad criminal

"Cuando yo iba a comprar cocaína a una población, como a las 3 de la madrugada, estaba lleno de niños con pistolas", recuerda el entrevistado, revelando el temprano debut en el consumo de drogas a cambio de prestar servicios para estas bandas criminales.

Cuando logran ser reclutados, "parten vigilando los sectores y las poblaciones, para avisar si es que viene Carabineros. Son como los 'sapos' y ni siquiera te pagan con dinero, sino que con la misma droga", asevera "Raúl".

El subprefecto Harold Mackay, de la Brigada Antinarcóticos Metropolitana de la PDI, agrega que los jóvenes "parten como soldados de un punto de venta, continúan como supervisor y luego avanzan para generar su propio negocio en torno a las actividades de microtráfico".

"Entrando ahí no hay salida"

"Raúl" insiste que no integró ninguna banda de narcotraficantes: "Me vi tentado, pero no lo hice porque sabía las consecuencias. Entrando ahí ya no hay salida, porque te pueden hasta matar. Y no solamente a ti, también a tu familia. Yo tuve amigos que fallecieron por lo mismo".

Al entrevistado le quedan seis meses de rehabilitación y aunque su adolescencia la perdió, sabe que este es el camino para la felicidad. Uno fuera de la tentación, de las carencias y las drogas, justamente todo eso que nutre y le da vida al narcotráfico.

"Son sobrevivientes de una pobreza horrorosa"

El sacerdote Nicolás Vial le brinda apoyo a quienes tienen problemas con la ley. Conoce de cerca a esos niños y jóvenes que caen en manos del crimen organizado y el narcotráfico.

"Toda la gente que está cometiendo delitos, en su grandísima mayoría son sobrevivientes de una pobreza horrorosa, de un maltrato terrible, fueron abusados de mil formas. Sufrieron carencias, tienen hambre de afecto, de padres, de cariño", relata el padre.

En definitiva, se trata de jóvenes sin proyectos y sin identidad, que vieron cómo su familia y cercanos nacieron y murieron en la pobreza.

Según Vial, esto comienza a "generar odio y violencia". Es en ese momento en que aparece el negocio del narcotráfico ofreciendo un estilo de vida que promete lo que nunca se pudo tener.