Mujer de 38 años es acusada de atraer a hombres con sexo y drogas y abandonarlos a su suerte en Nueva York

Una impactante investigación judicial sacude a Nueva York. Tabitha Bundrick, de 38 años, fue formalizada este miércoles en la Corte Suprema estatal, acusada de asesinar a tres hombres tras drogarlos y robarles en distintos episodios ocurridos en el barrio de Washington Heights.

De acuerdo con la Fiscalía de Manhattan, Bundrick atraía a sus víctimas en la calle con la promesa de sexo o compartiendo drogas. Luego, en departamentos vacíos o en las propias viviendas de los hombres, los inducía a consumir sustancias que los dejaban inconscientes. En ese estado, ella se llevaba celulares, dinero y objetos de valor. En tres de los casos, las víctimas fueron encontradas sin vida.

Los fallecidos fueron identificados como Mario Paullan (42), Miguel Ángel Navez Ramírez (39) y Abrihan Rofer Fernández Rodríguez (34).

“Un actuar calculado y despiadado”

Durante la audiencia, el fiscal de distrito de Manhattan, Alvin Bragg, calificó el actuar de la acusada como “extremadamente calculado” y “despiadado”. “Estamos enfocados en responsabilizar a quienes cometen este tipo de crímenes y en apoyar a las familias de las víctimas”, declaró.

La defensa de Bundrick, en tanto, alegó que su clienta es una mujer marcada por la pobreza, el consumo de drogas y abusos desde temprana edad. Su abogado sostuvo que ella “no era una mente maestra que buscaba asesinar” y que los hombres fallecidos serían “víctimas trágicas” de la espiral de autodestrucción en que vivía.

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Condenas previas y lo que arriesga

Bundrick ya cumple una condena federal de 13 años de cárcel por distribución de narcóticos vinculados a los mismos hechos. Ahora enfrenta en la justicia estatal tres cargos de asesinato, que podrían significar una sentencia de 25 años a cadena perpetua.

En la sala del tribunal, varios familiares de las víctimas escucharon atentos la audiencia. La esposa de Mario Paullan, visiblemente emocionada, pidió justicia y señaló que “nadie merece morir de esa forma”.

El caso forma parte de una serie de procesos recientes en Manhattan contra personas acusadas de drogar a sus víctimas para robarlas, en algunos casos con desenlaces fatales.