Sin techo ni desayuno: Hotel "cero estrellas" propone "reflexionar sobre la situación mundial"

Sin lujos, ni comodidades, y sin techo. Esa es la propuesta de los hermanos Riklin, quienes emprendieron un curioso negocio con el ofrecimiento de un hotel "cero estrellas" y que propone a sus huéspedes "reflexionar sobre la situación mundial", en Suiza.

El Null Stern Hotel, como fue llamado, ofrece apenas una cama, dos mesas de luz, todo sobre una tarima móvil. Además, no incluye desayuno, ni piscina, ni ningún tipo de comodidad que un huésped esperaría.

Las sucursales de este curioso hotel se concentran en tres lugares: una estación de servicio, en la mitad de una montaña y en un viñedo.

Llaman a la reflexión

Patrick Riklin, uno de sus fundadores, detalla que el precio por "alojar" en sus hoteles es de 325 francos (más de 300 mil pesos chilenos) por una noche y busca que los turistas tengan una "experiencia" distinta.

“Esta sala tiene que ver con el pensamiento actual: dormir, pensar y luego tal vez actuar por las cosas que nos preocupan”, comenta Patrick.

Además, asegura que "dormir no es el punto" y que lo importante es "reflexionar sobre la situación mundial actual. Quedarse aquí es una declaración sobre la necesidad de cambios urgentes en la sociedad", tales como el cambio climático, la guerra y el daño que la humanidad le ha causado al planeta.

"En pocas palabras, ahora no es el momento de dormir, tenemos que reaccionar. Si seguimos en la misma dirección que estamos hoy, puede haber más lugares anti idílicos que idílicos", concluye.

Hoteles fuera de lo común

Sin embargo, no es la primera vez que los hermanos Riklin sorprenden. Fue en el año 2009 cuando instalaron un hotel en la mitad de un búnker, también catalogado como "cero estrellas".

El hotel ocupó un espacio subterráneo con la estructura de hormigón endurecido y puertas blindadas. Estas fueron diseñadas para soportar el impacto de un ataque nuclear o químico. 

Lo que tenía una capacidad para 200 personas, llegó a alojar a 14 personas: ocho en cuatro camas dobles y el resto en individuales. Pese a su éxito, se transformó en un museo en junio de 2010.

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