Padres humildes adoptan a joven filipino cuando era bebé y 25 años después les regaló una mansión

  • Por Meganoticias

En medio de tanto caos, aún es posible encontrar en el mundo historias con finales inesperados y que dejan lecciones para recordarnos que no todo está perdido. Las buenas acciones son reales y la vida se encarga de recompensarlas.

La historia de Jayvee

Una muestra de este halo de esperanza y fe en la humanidad es la la historia del joven filipino Jayvee Lazaro Badile II y sus padres adoptivos.

Nanay y Tatay no vivían rodeados de lujo. De hecho, eran una pareja humilde y de escasos recursos. Ella trabajaba como vendedora y él como portero.

Pese a su condición social, la intención de ayudar de ambos estaba por encima de cualquier cosa, por tal motivo no dudaron ni un segundo en adoptar a Jayvee Lazaro Badile II, cuando era tan sólo un bebé.

La vida de la familia no fue fácil. Mientras Jayvee crecía más eran las adversidades y las necesidades a la que se tuvo que enfrentar junto a Nanay y Tatay, quienes siempre hicieron lo imposible por paliar las tantas ausencias materiales que tuvo el pequeño. Porque el amor nunca faltó.

Foto: Jayvee Lazaro Badile II

El momento de gloria

Sin embargo y en ese sacrificado crecimiento, Jayvee se convirtió en un hombre exitoso y tanto su vida, como la de sus padres adoptivos, de un vuelco inesperado, al punto que la historia se hizo viral por las redes sociales.

Una vez en la cima del éxito y convertido en un hombre de negocios, Jayvee tuvo un hermoso gesto con sus padres adoptivos: los sacó de aquella humilde casa en la que vivieron por años y les regaló una mansión.

"Ahora tengo la oportunidad de devolvérselos, me aseguraré de que vivan sus sueños mejor de lo que podrían imaginar", escribió el joven por Facebook y con el texto subió una foto con Nanay y Tatay.

Foto: Jayvee Lazaro Badile II

Debido al revuelo de su publicación el sitio boredpanda.com lo entrevistó y esto fue lo que dijo: "Tenía 3 meses cuando Nanay y Tatay me adoptaron (...). La vida fue muy difícil. Tenía que estar trabajando como estudiante, y estábamos felices de que Na pudiera hacer dos comidas al día. Además de eso, vivíamos en un apartamento de apenas 20 metros cuadrados".

Pero la lujosa mansión de tres pisos no fue el único regalo, el joven empresario también les obsequió un viaje por diferentes ciudades del mundo.

Aunque parezca una historia de Disney, es un ejemplo de que la perseverancia y las buenas acciones siempre son retribuidas de alguna manera.

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