"El cuerpo no necesita ayunos para desintoxicarse": Nutricionista aclara mitos sobre el ayuno intermitente

Con la llegada del verano, el ayuno intermitente vuelve a posicionarse como una de las prácticas más populares para quienes buscan sentirse más ligeros y llenos de energía. Sin embargo, más allá de las promesas de desintoxicación y pérdida de peso, esta tendencia requiere una mirada crítica y profesional.

La nutricionista del Departamento de Salud Estudiantil de la Universidad de La Serena, Angélica Henríquez Cerna, diplomada en conducta alimentaria, fue enfática al señalar que "nuestro cuerpo no necesita ayunos para desintoxicarse, ya que cuenta con órganos para ello, como hígado, riñones y pulmones, que cumplen con esa función de manera natural y constante".

Del origen espiritual al enfoque estético

Henríquez explicó que "el ayuno tiene un origen espiritual y simbólico desde tiempos antiguos, ya que en distintas culturas se utilizaba como una forma de purificación interior, pausa consciente y conexión con lo trascendente".

Sin embargo, advirtió que "actualmente se ha reinterpretado desde una mirada biomédica o netamente estética, transformándose en una práctica o dieta que promete desintoxicar nuestro organismo o resetear el metabolismo".

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Desde la nutrición basada en evidencia, la especialista precisó que "más que una herramienta de desintoxicación, el ayuno intermitente podría considerarse como un patrón alimentario con enfoque en la organización de comidas durante el día, el que podría beneficiar a ciertas personas si se realiza con acompañamiento profesional y desde una relación sana con la alimentación".

¿Qué tipos de ayuno existen?

La nutricionista detalló los protocolos más conocidos: "El 16:8, donde existen 16 horas sin ingesta de alimentos y en las 8 horas restantes se distribuyen tiempos de comida; también está el 5:2, con restricción calórica durante 2 días a la semana; los ayunos prolongados de 24 o 72 horas o de días alternos; y también se conoce un ayuno circadiano, que respeta los ritmos naturales de luz y oscuridad, concentrando la alimentación con la luz del sol".

No obstante, Henríquez recalcó que "más allá del formato del ayuno, lo importante es evaluar si la persona puede sostenerlo sin comprometer su bienestar, ya que un ayuno bien elegido se integra a la vida de la persona, pero no la condiciona".

Riesgos y advertencias

La experta fue clara al advertir que el ayuno debe hacerse siempre bajo supervisión, "en especial cuando existen condiciones médicas o emocionales, como diabetes, antecedentes de hipoglicemia, uso de fármacos, trastornos alimentarios o ansiedad relacionada con la comida".

Entre los principales riesgos, enumeró "mareos, irritabilidad, dificultad para concentrarse, atracones compensatorios y desconexión con señales de hambre y saciedad". Por ello, no se recomienda en adolescentes, embarazadas, personas con bajo peso, personas con alta demanda física, trabajos de riesgo y personas con antecedentes de trastorno de conducta alimentaria.

La nutricionista enfatizó que "cuando el ayuno se practica con rigidez o con la expectativa de controlar al cuerpo, puede perder su sentido original y afectar el vínculo emocional con la comida, generando culpa y/o ansiedad". Agregó que "cuando el ayuno se utiliza como método de control, castigo o compensación, puede profundizar la culpa y el desorden alimentario, lo que termina afectando y deteriorando la salud mental y física de la persona".

Señales de alerta

Henríquez especificó que algunas señales de que una persona no está tolerando bien el ayuno intermitente son "el cansancio persistente, el mal humor, la obsesión por la comida, ansiedad, atracones o la dificultad para disfrutar de espacios sociales o de la misma comida. También puede aparecer un exceso de control o miedo a romper el ayuno, lo que indica que la práctica puede estar generando más tensión que bienestar".

Beneficios relativos

Si bien reconoció que, de acuerdo a algunas investigaciones, el ayuno intermitente "puede mejorar la sensibilidad a la insulina, favorecer la flexibilidad metabólica y reducir marcadores de inflamación", la especialista aclaró que "estos beneficios no son universales ni garantizados, ya que también pueden lograrse en base a una alimentación balanceada y equilibrada, la cual es más sostenible en el tiempo".
"Nuestra fisiología responde mucho mejor a la constancia, variedad y calidad de los alimentos que a estrategias puntuales con enfoque en la restricción", puntualizó.

La recomendación profesional

Para quienes consideren el ayuno intermitente, Henríquez señaló que "esta puede ser una herramienta útil para algunas personas, pero no es necesaria ni apropiada para todos". Es esencial considerar "el objetivo nutricional, la edad, el sexo, nivel de actividad física, ocupación laboral, historia emocional, relación con la comida, presencia de enfermedades, síntomas o malestares, exámenes recientes, entre otros".

Como nutricionista, concluyó, "recomiendo que el acompañamiento se enfoque en el autoconocimiento corporal y alimentario, más que imponer una estructura rígida que se sumen a las exigencias diarias. Escuchar y sentir nuestro cuerpo, respetar sus ritmos, entender lo dinámicos que somos y alimentarse con conciencia, sigue siendo la base de cualquier cambio sostenible en el tiempo".

Nota importante: Este artículo tiene un carácter meramente informativo y por ningún motivo debe reemplazar las indicaciones u órdenes de su médico tratante. Si usted está bajo tratamiento médico o padece de alguna condición crónica, debe seguir estrictamente las recomendaciones de su profesional de salud.