Calidad de vida

Estudio revela que cenar tarde y no desayunar aumenta la probabilidad de un infarto

  • Por Francisco Jopia

Si eres de las personas que cenas muy tarde y luego te sientes muy satisfecho y no desayunas al día siguiente, entonces podrías tener entre 4 a 5 veces más probabilidad de morir por un ataque cardíaco.

Así lo revela un estudio publicado por la revista científica European Journal of Preventive Cardiology.

Esto porque las probabilidades de padecer este problema coronario aumentan durante los 30 días posteriores a sufrir un primer paro cardíaco.

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“Nuestra investigación demuestra que las dos conductas –no desayunar (entendido como la no ingesta de alimentos hasta el mediodía, al menos tres veces a la semana) y cenar tarde (dentro de las dos horas antes de ir a dormir)– están asociadas de forma independiente con peores resultados en caso de producirse una enfermedad cardíaca. Si las combinamos, la situación es aún peor”, dice Marcos Minicucci, uno de los autores del trabajo de investigación.

Otra de las consecuencias que puede generar este mal hábito se relaciona a la posibilidad de desarrollar angina de pecho (dolor en tórax).

Detalles de la investigación

Para el estudio se analizaron las respuestas de pacientes que se les dio de alta tras sufrir un ataque al corazón en Brasil, entre agosto de 2017 y agosto del 2018.

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El 5,3% de las personas que formaron parte del estudio murió en el mes posterior a su alta y un 17,7% sufrió una repetición del accidente cardiovascular o angina postinfarto.

"Nuestra investigación demuestra que ambos hábitos alimenticios están vinculados a una peor recuperación tras un ataque al corazón, pero tener una suma de malas costumbres solo sirve para empeorar las cosas", advierte Minicucci. "La gente que trabaja tarde es particularmente susceptible a cenar igualmente tarde y no tener hambre al día siguiente por la mañana", dice.

“Se dice que el mejor estilo de vida es desayunar como un rey. Para esto es preciso tener productos lácteos (leche descremada, yogur y queso), carbohidratos (pan, cereales) y frutas. Debería representar del 15 al 35% de las calorías diarias (...) La nutrición es una forma relativamente barata y fácil de mejorar la prognosis”, explicó el especialista sobre las conductas que podrían disminuir los riesgos.

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