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El polémico estreno de The Idol: ¿Es para tanto?

Todo estaba listo para la polémica. Todo lo que rodeó a la producción y las semanas previas al estreno de The Idol sirvieron como caldo de cultivo para uno de los estrenos más controversiales de los últimos años.

Conflictivo en su producción y ejecución, desde los cambios de dirección, las escenas sexualizadas y el retrato de la mujer. Solo cuenta con un 27% de aprobación por parte de los críticos en Rotten Tomatoes, además de la nula visualización previa para la crítica (estrategia para evitar malas reseñas) y el malestar que dejó su paso por Cannes.

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Creada por Sam Levinson, el creador de Euphoria, y el cantante The Weeknd, The Idol cuenta la historia de una cantante juvenil en medio del mundo de la música algoritmo y la fama llena de excesos. Protagonizada por Lily-Rose Depp, hija de Johnny Depp y Vanessa Paradis, la historia comienza con la filtración de una foto íntima de la cantante semanas antes del lanzamiento de su nuevo sencillo.

Originalmente, la serie sería dirigida por Amy Seimetz, pero abandonó la grabación y fue reemplazada por Levinson, quien agregó y cambió escenas de manera radical. Esto creó una especie de monstruo de Frankenstein que deambula entre la crítica a la industria y las frías escenas de sexo. Los rumores indican un ambiente machista y misógino en el plató, lo que llevó a un sinfín de conflictos.

Ahora, ¿lo que vemos en escena está bien? Efectivamente, el capítulo piloto demuestra esa mezcla de estilos e ideas pegadas con un engrudo especial. La primera mitad trata de ser una crítica a la industria musical y a su necesidad de generar dinero. Se romantizan los problemas de salud mental, se tapa el escándalo de la foto filtrada como "revenge porn" y vemos lo que realmente debería pasar en el círculo de artistas como Miley Cyrus o Doja Cat. Una ácida crítica que comienza con la discusión moral en torno a los pezones del personaje de Lily-Rose, un rol constantemente sexualizado que se escandaliza por una imagen explícita, pero deja pasar y normaliza cualquier movimiento, aunque no deje nada a la imaginación.

El primer capítulo de The Idol está cargado de contenido sexual y eso, por sí mismo, no es malo. Hace mucho que no estamos expuestos a un contenido sexy y erótico de calidad. Hay una frase al principio del capítulo que me encantó, mientras la protagonista hace una provocadora sesión de fotos, parte de su equipo discute en torno a la sexualización del artista. "Deja que la gente disfrute del sexo, las drogas y las chicas", dice uno de los personajes, seguido de la despreciable frase "la salud mental es sexy".

Si los más de 40 minutos siguieran en ese tono de crítica a lo podrido y ambicioso del sistema, sería maravilloso. Pero la serie entra en su segunda mitad, con la inclusión del personaje de The Weeknd, el dueño de una discoteca, y la serie -irregular por todas esas piezas pegadas de manera desigual- tiene una baja en calidad, ejecución y contenido.

Las escenas sexuales no son sexys, caen en tópicos agotadores y pierden esa frescura crítica. La cosificación gratuita aparece para derrumbar al excelente personaje que construyó Lily-Rose y la gran mayoría de las mujeres pierden su construcción ante la arremetida de un hombre.

The Weeknd... Si tan solo actuara bien... El cantante hace un papel denostable y muestra una actuación tan paupérrima que no ayuda a mantenerse conectado con la historia. Y si bien en gustos no hay nada escrito, no logró convencerme de que interprete a un hombre sexy. Por más que Sam Levinson intente poner temas de conversación profundos en esta parte, como el papel de la música pop y el deseo de la protagonista de ser más parecida a Prince que de hacer música algoritmo, no queda en nada porque The Weeknd comienza a asfixiar a Jocelyn (la protagonista) en un momento que debería ser el clímax de sexualidad del capítulo, pero termina siendo sumamente incómodo.

A la espera de que lo bueno se masifique y lo malo no cause tanta vergüenza, seguimos viendo todos los domingos The Idol. Pero este monstruo de Frankenstein está más cerca de la muerte en el molino.