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Muere a los 89 años José "Pepe" Mujica, expresidente de Uruguay

¿Qué pasó?

Este martes se informó sobre la muerte a los 89 años de José Alberto Mujica, conocido como "Pepe" Mujica, el expresidente de Uruguay. Cabe recordar que el pasado lunes su esposa, Lucía Topolansky, había señalado que el exmandatario estaba atravesando la fase "terminal" de un cáncer de esófago.

El deceso fue confirmado por el actual mandatario de Uruguay, Yamandú Orsi, quien le dedicó un mensaje en sus redes sociales.

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¿Qué dijo el Presidente de Uruguay tras la muerte de Pepe Mujica?

"Con profundo dolor comunicamos que falleció nuestro compañero Pepe Mujica", publicó Orsi en su cuenta de X.

"Presidente, militante, referente y conductor. Te vamos a extrañar mucho Viejo querido. Gracias por todo lo que nos diste y por tu profundo amor por tu pueblo", manifestó.

LO ÚLTIMO

El diagnóstico de Pepe Mujica

"Ya terminó mi ciclo. Sinceramente, me estoy muriendo. El guerrero tiene derecho a su descanso", declaró al expresidente (2010-2015) al semanario Búsqueda en enero. Su médica personal, Raquel Pannone, confirmó entonces que Mujica tenía metástasis en el hígado.

Pese al cáncer, Mujica fue un pilar clave para el regreso al poder del izquierdista Frente Amplio en las elecciones de noviembre de 2024, en las que hizo campaña activamente por el actual presidente Yamandú Orsi. "Tiene algo de grato sabor, un poco como premio de despedida", dijo en una entrevista con la AFP tras el triunfo de su delfín.

La popularidad de Pepe Mujica

Mujica alcanzó una popularidad inusitada para un mandatario de un país de 3,4 millones de habitantes, estable y enclavado entre los gigantes Brasil y Argentina. Su nombre recorrió el mundo en 2012 con un aplaudido discurso en la conferencia de la ONU Rio+20. Sin corbata, subió al estrado de la conferencia y despotricó contra el consumismo.

Un año después fue aún más duro en la asamblea general de la ONU, donde criticó que la humanidad haya "sacrificado a los viejos dioses inmateriales" para ocupar "el templo con el dios mercado".

En su modesta chacra en la periferia de Montevideo, que se negó a abandonar durante su presidencia, recibió a personalidades como el rey emérito de España Juan Carlos II y a figuras del espectáculo como el director de cine Emir Kusturica.

Sin pelos en la lengua, algunas de sus frases fueron portada a lo largo del mundo.

De un directo insulto a la FIFA en 2014 a los muchos "no sea nabo" (bobo) al responder a periodistas. O cuando dijo "esta vieja es peor que el tuerto" hablando de la entonces presidenta argentina Cristina Kirchner y su fallecido esposo, sin darse cuenta que un micrófono estaba encendido.

De guerrillero a estadista 

En su mandato, el exguerrillero se caracterizó por romper el tablero. Impulsó la legalización del mercado de marihuana con un inédito plan que puso al Estado a manejar desde la producción a la comercialización el cannabis, y tomó otras decisiones polémicas como recibir presos de Guantánamo, en acuerdo con el entonces presidente estadounidense Barack Obama.

Esa rebeldía contra lo establecido que lo llevó en su juventud a ser uno de los líderes de la guerrilla urbana Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros (MLN-T) activa en Uruguay entre la década del 60 y hasta 1972, también le permitió soportar la tortura a manos de militares y 13 años de prisión en condiciones infrahumanas.

Tras su liberación en 1985 se reintegró a la vida política y en 1989 fundó el Movimiento de Participación Popular (MPP), que lideró hasta su muerte y lo transformó en el sector más votado del Frente Amplio, el principal partido del país.

Fue diputado diez años después, luego senador y ministro de Ganadería y Agricultura antes de alcanzar la presidencia.