A pito del nuevo documental de Makiza: «Hijos de la Rosa de los Vientos»

  • Por Matías Andújar

Hagamos una mini cartografía. Con esta marea de bodrios que no se condicen con las últimas encuestas.

Qué el susurro sea himno.

Hay cambios que suceden a nivel interno. Y también hay necesidades de imitar modelos que, como en las investigaciones científicas, se van apoyando en estudios anteriores.

La gracia radica en el agregado que cada uno vaya aportando a la investigación.

Otra cosa, completamente distinta es ser un clon. Uno que no sienta nada. Sólo imita. La vestimenta es el ejemplo más claro.

(El lenguaje, la escritura, es una de las armas más poderosas y resistentes).

Desde hace ya, varios años, muchos, de la escena local han mostrado su interés por la cultura afroamericana —y afrolatina de antaño. Particularmente la que se ciñe a la fracción musical.

Algo que en la música chilena no aparecía por ninguna esquina.

El primer roce fue con el funk y el soul. En menor medida con el blues. Y luego surgió un espacio para el reggae y el rap.

Con la salsa y los géneros tropicales no pasó nada. No somos un país alegre. Candente.

De Kiruza fueron los pioneros. El soul chileno. Pero no se quedaban solo en eso. Se pasearon entre reggae, rap e incluso un poco de salsa en su primer disco. Homónimo. 1988.

La música negra transitaba en Chile. En su contexto.

Novedoso. Bailable. Político. Popular. Un combo al formalismo cartucho y bien portado del pop chileno de fines de los 80s.

Un boom —palabra que algunos quisieran besar y otros rechazar— importante lo compuso, sin sospechas, el ex Congreso, Joe Vasconcelos. Mitad chileno, mitad brasilero, como un roble, o un bonsai, con convicción, nos habla de la necesidad de bailar y del cuerpo. Desde un pop esotérico. Flácido-enérgico. Una reunión sagrada con el público.

Échame a mí la culpa / De todos tus temores y tus desventuras / Yo sólo te hablé de amores / Y te subes por el chorro, interpretando cosas💔

Latinidad multicultural. Compromiso. Propositividad. Autenticidad. Coherencia. Solidaridad. Fraternidad.

Anti-estrella.

Otro caso de soul chileno vino a ser Mamma Soul. Banda íntegramente compuesta por mujeres.

Su gracia radicaba, opino, en no practicar el feminismo militante, sino, un alegato ligado al descontento de una generación en transición frustrante hacia la democracia y las deudas con esa problemática. Una imagen de semi rockeras que no terminan de encontrarse a sí mismas. Aportando un antecedente nuevo al pop chilensis. Emancipadas, de igual forma.

¿El gancho del atractivo físico? Nah. Sólo a unos pocos —los que menos valen— les importaba.

El funk tuvo una ascendencia también en nuestro pueblo. Se puede hablar, hápticamente, de Chancho en Piedra. Pero no voy a gastar el teclado del computador en eso.

Así, abrimos nuestro telón verde cocodrilo al rap chileno. El movimiento Hip Hop. Nunca falto de polémica. Siempre por un problema de credibilidad. Una crítica existente dentro de la misma escena, más que originada desde la periferia.

El eterno desasosiego de quién se acerca más a la discoteque o a la confianza de poseer una fuerte crítica a nuestra condición. Principalmente política.

No creo que haga falta recordar que estamos en Chile. Ni que estamos hablando de música chilena.

Pero la traba de la versión politizada es que se acabó la fiesta de la revolución. Ya no había contra quien luchar. La cronología los hacía parecer desfasados.

El tiempo y sus reivindicaciones.

Los temas políticos ya habían “arreglado” sus cuentas. De un asco o de otro, pero la causa y las causas nobles paralizaron la acción.

De ahí que hoy estemos hablando de trap y no de rap. Una mutación inverosímilmente recreativa. Inmovilismo social. Ya no hay izquierda, derecha, centro derecha ni nada. Sólo hay tetas y potos.

Acuso a los raperos chilenos de haber perdido demasiado tiempo culpándose entre ellos de autocomplacientes y reclamando la auténtica vocería.

Hoy, muy pocos, pueden identificarse con los raperos de antaño. La gran mayoría ve en el “rap” la diversión fiestera. Ni hablar del ligue con el sexo opuesto. Hoy, vamos de nuevo, hasta la publicidad audiovisual lo utiliza como moda para vender cualquier porquería.

Pero no todo es merma. Nuestro corazón ha quedado herido e impresionado con el valioso testimonio de Panteras Negras, Rezonancia y Makiza. Su sensibilidad y apreciaciones. Sin desmedro, valoramos los hits radiales de Tiro de Gracia, que dieron largos pasos con «Joven De La Pobla», «Viaje Sin Rumbo» o «Eso De Ser Papá». Todos ellos provienen del sonido de los suburbios.

Un clásico de la marginalidad. Y rap de primera:

Que la verdad se convierta en mentira es otra cosa.

Makiza fue duramente criticado por un sector. Por la que ya mencionamos. Pero la cuestión es que al final se trata de un tema de egos.

Ninguna banda de rap tenía un DJ con la clase de Squat, ninguna banda tenía una mujer como MC, no podían creer que Anita tuviese ese flow. Era la envidia y la boca abierta de todos, al mismo tiempo. ¿Quién, entre sus bases, se sentaba con una guitarra acústica, como lo hacía Cenzi?

A Seo2 hasta el día de hoy lo escuchamos. Hermosas colaboraciones, como «Mochila» junto a Bronko Yotte (en sus buenos tiempos). El Seo es un tipo que respira rap.

Tuvieron la suerte de encontrarse, conocerse, una vez que pudieron volver a Chile después del exilio. Nosotros todavía tenemos la suerte de poder darle play y revivir lo que pasó hace 20 años.

Hermosos recuerdos. Cómo incomodaban a cierto sector y cómo nos complacían e identificaban con sus versos frescos. «La Saga», por ejemplo, nos lleva a 1918 y al segundo estamos en 1999 y su contingencia. 

Sin duda «Aerolíneas Makiza» está dentro de los mejores discos de la historia de la música chilena. La Rolling Stone, de hecho, los ubica en el lugar número 30 de “Los 50 mejores discos chilenos”.

Un disco fundacional del rap chileno. Igual que «Vida Salvaje». Autoproducido un año antes. 

Con la Anita ya sabemos lo que pasó. Puso un pie en lo demasiado popular, cayendo, sabemos, en el populismo, y el otro en las letras sin mucho sentido, intentando ser poéticas, pero quedando en el "casi". 

El documental es un registro audiovisual muy valioso. Cuentan su historia por primera vez. ¿Quiere verlo?

PS. Escuchar/explorar Centinela del Norte
PS 2. Escuchar/explorar Pelmaso Sad, si alegas y tienes 13 años. 

Dato: No es chileno, pero, por favor escuchar/explorar Rafael Lechowski