Las "gatitas" de Santiago 1: Gendarme revela cómo funcionaban los servicios sexuales en la cárcel

¿Qué pasó?

Una verdadera red de corrupción mantenía personal de Gendarmería en la cárcel Santiago 1, según se ha revelado en los últimos días tras la Operación Apocalipsis, con la que se detuvo a 70 personas, entre ellas 47 uniformados.

Además de ofrecer servicios de alimentación y entretención a cambio de pagos, que suman a cientos de millones de pesos, los funcionarios penitenciarios también estaban a cargo de proveer un sofisticado servicio sexual a los internos.

Según pudo indagar Mega Investiga, las prostitutas eran apodadas "gatitas" en el entorno carcelario. Para acceder a ellas, los presos debían dar distintas sumas de dinero a los gendarmes corruptos. El lugar donde se prestaban estos servicios sexuales eran los baños de visitas, donde había cubículos con colchonetas separados por cortinas. Para estar 10 minutos manteniendo relaciones, los reos pagaban desde $50 mil.

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En entrevista exclusiva con Mega Investiga, un gendarme relató cómo operaba esta red de corrupción. "Soy un funcionario activo de Santiago 1. Llevo bastante tiempo en este lugar, bastantes años en este servicio. Las gatitas no es un término nuevo, es un término antiguo en la unidad penal", expresó.

"10 minutos, igual a $50.000; 20 minutos, igual a $100.000"

"Es un negocio organizado por funcionarios corruptos, los cuales ingresan mujeres, en su mayoría, con perfiles de prostitutas. Son mujeres extranjeras, algunas son parejas de internos, e ingresan a la unidad penal vulnerando todos los controles de la unidad: visita, enrolamiento, revisión, llegando hasta el sector baño en los lugares donde se realiza la visita masiva de internos, al frente de niños, familias y funcionarios que están coludidos en este negocio", agregó.

¿Cómo se realiza esto? Con los llamados "camaros". En palabras del gendarme, "los camaros están ubicados en los baños de las visitas. Caben alrededor de cinco a 10 camaro. ¿Qué son los camaros? Son piezas improvisadas, donde hay colchones y frazadas. Estas piezas las arman los internos que son "perkines", los perros y los mozos".

"La mayoría de estos internos organizan todo este lugar, para que cuando ingresa la visita se pueda tener un encuentro sexual al interior de estos lugares. Los precios varían desde los 10 minutos, igual a $50.000; 20 minutos, igual a $100.000, y ahí va variando el negocio", explicó.

El gendarme lamentó que "lo peor de esto es que hay internos que tienen alto poder adquisitivo y pueden darse el lujo de contratar mujeres que tengan un trabajo sexual como escort de lujo. Este contacto lo realizan los mismos a través de sus celulares, que están ubicados en la celda, y se dan lujo de poder elegir la mujer que quiere que lo visite al día siguiente, previa coordinación con los funcionarios corruptos".

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