"Vergüenza de volar": El movimiento ecologista que ya genera efectos en aerolíneas

  • Por Oliver Rodríguez

Pese a que, en términos globales, su incipiente popularidad no representa una amenaza actual ni real para la industria a la que se contrapone, el movimiento ecologista "Flygskam" o "Vergüenza de volar", suma cada vez más adeptos e, incluso, es asociado a ciertas reacciones por parte de algunas aerolíneas.

En concreto, la iniciativa proveniente de Suecia busca impulsar la preferencia de medios de transporte alternativos al aéreo, con el objetivo de reducir la huella de carbono. De ahí el nacimiento de nuevos términos como "Tagskryt", cuya traducción es "orgullo de viajar en tren". 

Emisiones

Esto se debe a que, según datos de la Agencia Ambiental Europea, un pasajero que viaja en tren con capacidad para 150 personas emite un total de 14 gramos de dióxido de carbono (CO2) por kilómetro, mientras que si lo hace en un avión de 80 pasajeros, esa emisión será 285 gramos. 

Paralelamente, plantean que los aviones también emiten otros gases de efecto invernadero como el vapor de agua y óxido nitroso, que encima se registran alto en la atmósfera, lo que aumenta sus efectos negativos para el medio ambiente. 

Efecto Greta

Pese a que existe desde hace ya un tiempo en Suecia y parte de Europa, el "Flygskam" o "Vergüenza de volar" incrementó considerablemente su cantidad de adeptos entre mediados del 2018 y el 2019, principalmente gracias a la figura de Greta Thunberg, la niña activista que lucha contra el cambio climático a través del movimiento "Fridays For Future" (viernes por el futuro). 

La menor, primero, convenció a su familia de sumarse a esta iniciativa. Su madre, la cantante de ópera Malena Ernman anunció públicamente que no volvería a volar. Junto a ella, otras celebridades suecas se unieron. En segundo lugar, Greta realizó una gira europea de dos semanas en tren. 

En esa línea, la menor confirmó hace unas semanas que participará en la COP25 a realizarse en Chile en diciembre de este año, anunciando que su desplazamiento será a bordo del bote ecológico "Malizia II", que tiene cero emisiones y que esta semana llegará a Nueva York.

Menos pasajeros

En Suecia ya se han comenzado a visualizar los primeros efectos que la propia industria aeronáutica le ha atribuido a este movimiento: En el primer trimestre de 2019 se ha registrado una disminución de un 5% de pasajeros de vuelos comerciales y, por el contrario, se han registrado cifras record en cuanto a los viajes en tren. 

En Chile, cuyo mercado aeronáutico -como en la mayoría de los países- se encuentra en pleno crecimiento, principalmente debido a las políticas low cost, la iniciativa ya es conocida y atendida tanto por ciudadanos como por parte de las propias empresas.

"Una oportunidad"

Ejemplo de lo anterior es la carta del director de Sky Airlines, Holger Paulmann, publicada por El Mercurio, en donde expone que si bien una virtual popularidad mayor del movimiento representaría un riesgo para la industria, también es una oportunidad.

"El desafío que hoy tenemos los líderes que estamos inmersos en ella está en ponernos en acción ahora mismo y trabajar para avanzar hacia operaciones más sustentables, que generen el menor impacto posible en el medio ambiente, y así comprometernos con el planeta y también con quienes, como Greta, están optando por no volar", explica en la misiva.

Finalmente, Paulmann, junto con aplaudir el "coraje" de los activistas en sus propósitos, ejemplificó que ya se están tomando medidas en torno al tema, como lo es la renovación de la flota de aviones por unos con menos emisión, además de la política de reforestación implementada por empresas como Delta, en pos de compensar la huella de carbono que tiene asociada su actividad.