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«Parásitos»: una institución para fingir, una institución para morir

  • Por Matías Andújar

⚠ SIN SPOILER ⚠

No existen los monstruos. O sea, existen, pero es el propio ser humano.

(Un mensaje para los niños: no hay nada en la oscuridad que no haya en el día).

Hace rato vienen diciendo que es la mejor película del año. Sólo ha tenido elogios. Muy pocos se han atrevido a nadar contra la corriente. La surcoreana ha sido la mejor reseñada por los expertos y la crítica internacional con respecto al género drama de todo el 2019.

Como sabemos, sobre gustos: hay mucho escrito.

Yo le tenía muchas ganas. Bueno, ya me saqué el empacho. Van a pensar que me cargó. Pues, no.

Todo lo que tenga que ver con Shakespeare es un mundo hermoso.

Ya está lleno de información sobre «Parásitos» en toda la red. ¿Qué tiene que ver con Shakespeare? Bueno, esa es la gracia de nuestro espacio.

 

La película conserva la misma línea de tensión dramática del periodo del teatro isabelino. Parte en 0%. Progresiva, lenta, sorpresiva y llamativamente, llega al 100%, al climax, el punto de tensión máximo, el más álgido, para luego soltar, caída libre, decaer, decantar en el desenlace. Trágico.

Y entonces aparecen los créditos en la pantalla. No es un spoiler, ojo, es un estilo.

Muy estiloso, por lo demás.

¡Incluso se puede dividir en actos!

La narrativa de «Parásitos» es exquisita. Ahí radica la distinguida chispa. Comedia negra, thriller, drama, horror psicológico, todo se mezcla, dando forma a un claroscuro muy especial. Está llena de giros en el guión. Cambia continua y vertiginosamente de géneros, pero siempre mantiene el tono.

Cuestión no menor y difícil de lograr. Nos cuesta mucho identificar cuál es el género al que pertenece. Si es que quisiéramos elegir y catalogar, etiquetar en una palabra.

Se intercala la carcajada con la palma de la mano tapándose la boca.

Es como andar en patines por Valparaíso. Tratar de subir. Bajar a lo kamikaze o con cuidado.

El sudor y también el viento en la cara, desordenando tu chasquilla.

A ratos, incluso es pochoclera. Pero luego te darán asco las palomitas.

Porque la división social da asco. La película es una denuncia al Sistema, más que una crítica. «Parásitos» es lo político, económico y social. Un clásico de clásicos. Pero el golpe con el que se abordan los temas es lo que marca la diferencia.

Como el amor y la muerte. Acaso los dos únicos temas de la vida. Tantas y tantas veces retratados. Pero la forma, su apariencia y perfil es lo que nos hará tilín tilín en el pecho.

Estos parásitos nos dejarán inquietos.

Y lo hacen. Siempre. Pacto de indiferencia no habrá.

Esta división social, la lucha de clases de la que habla, desde luego no es tema exclusivamente surcoreano. Se extrapola a todo el Globo. Es el diario vivir del mundo. Y es la crítica que el director definitivamente quiere estampar y dejar en claro.

(Cosa que no podríamos decir del cine chileno, por ejemplo. Que no puede alejarse del país en cuanto a País).

Si gana el Oscar, sería la primera vez que una película extranjera lo consigue. Ni decir que es la primera película surcoreana en ser nominada a los Premios.

¿Y dónde quedó «Old Boy», me pregunto yo?

Igual, “yo” doy lo mismo. Parece que hemos estado viendo cosas distintas en esta carrera, todo, pero todo el tiempo. Personalmente, «Parásitos» es mi tercera favorita. Antes vienen «Historia de un matrimonio» y «Jojo Rabbit». El resto te las regalo. No te cobro ni uno.

Desde hoy se podrá ver en cines.

Veremos qué pasa el domingo. El día más entretenido de la semana, contrario a lo que dicen. Y también el más peligroso.

20:30h — Alfombra roja.
22:00h — Premiación.

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Zona tres datos:

1.- Alejandro González Iñárritu la eligió como la mejor del 2019.
2.- Se hará la adaptación a la TV por HBO. Ya está firmado de puño y letra.
3.- ESTE SÍ ES UN SPOILER, ASÍ QUE NO LO LEA. La casa es un set, no es una casa de verdad. Increíble, pero cierto.