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Columna de Mauricio Morales: "Un cero para los asesores de Jara"

Por Mauricio Morales, doctor en Ciencia Política, profesor titular, Universidad de Talca-Campus Santiago.

Pocas veces se ha visto algo como esto. La candidata del oficialismo, Jeannette Jara desconoció públicamente sus intenciones de nacionalizar el cobre y el litio. Lo hizo de cara al país en un debate público. El problema de su declaración fue que en su programa de gobierno para las elecciones primarias presidenciales, este punto se encontraba explícitamente establecido como un importante propósito.

En consecuencia, quedó como una candidatura que intentó borrar con el codo lo que escribió con la mano, dejando un manto de dudas sobre sus reales condiciones para disputar la Presidencia de la República. Si bien es cierto que cuenta con una base de apoyo cercana al tercio que hoy tiene el gobierno en materia de aprobación, y que con ese volumen de votos prácticamente garantiza su paso a la segunda vuelta, las inconsistencias entre su programa original, sus dichos actuales, y el programa futuro que deberá redactar junto a los otros partidos de su coalición, la harán entrar en un callejón sin salida.

La pregunta que surge de todo esto es por qué sus asesores insisten en llevar a Jara a debates que solo representan pérdida para ella. ¿No se habrán dado cuenta de que enfrentan no solo a un público hostil, sino que además a dos, tres o hasta cuatro candidatos de la oposición que se hacen un festín con este tipo de situaciones?, ¿no habrán pensado esos asesores que los atributos de Jara están en la calle y no en discusiones más propias de la elite?, ¿han analizado esos asesores las encuestas de opinión que muestran a Jara más débil en las mujeres y en los segmentos populares en que, se supone, una candidatura de estas características debiese avanzar muy sustantivamente?

Jara está sufriendo en los debates porque se le obliga hacer simultáneamente cuatro cosas que son imposibles. Primero, defender al gobierno. Cualquier intento de mostrar los logros del Presidente Boric será una tarea titánica, pues al frente tiene solo candidatos de oposición cuya unidad se produce, única y exclusivamente, cuando se trata de criticar al gobierno. En consecuencia, Jara queda sola y sin posibilidad de defenderse.

Segundo, en estos debates Jara se ve obligada a explicar su programa, ese que presentó para las elecciones primarias. Si bien sabemos que dicho programa cambiará radicalmente, de todos modos queda expuesta a una estrategia puramente defensiva frente a sus rivales. Además, un debate programático no la favorece en este contexto, pues aún no logra el consenso suficiente para redactar la propuesta definitiva de la coalición que hoy la respalda.

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Tercero, estos debates la obligan a distanciarse de su partido, cosa que no facilitan los líderes del PC. Entonces, Jara debe adoptar una postura muy difícil de sostener, la cual es presentarse como socialdemócrata siendo comunista.

Cuarto, en estos foros, además, debe hacerse cargo de las declaraciones de su propio jefe económico, quien ha manifestado expresa y públicamente su desacuerdo con el programa original de la candidata, especialmente en materias de nacionalización del cobre y del litio.

El trabajo de los asesores ha sido tan amateur que no se han dado cuenta de algo esencial. De acuerdo con la base de datos que gentil y transparentemente entrega Pulso Ciudadano-Activa Research, un modelo econométrico que explica la intención de voto por Jara muestra que su debilidad más importante está en las mujeres de los segmentos populares. De hecho, la intención de voto por Jara aumenta en las mujeres, pero en la medida en que se avanza en la escala de ingresos.

Jara, entonces, solo está reproduciendo las bases de apoyo del Presidente Boric, especialmente porque también obtiene más respaldo en los estratos juveniles de mayores ingresos. Si los asesores analizaran estas cifras, tomarían decisiones inteligentes. La primera es explotar los atributos y capacidades de Jara.

En el ambiente del análisis político suele hablarse de “atributos blandos” y “atributos duros”. Esa clasificación no existe. Lo correcto es referirse a atributos y capacidades. Jara combina ambas cosas. Dentro de sus atributos está, ciertamente, la cercanía y simpatía, pero en las capacidades se encuentra, entre otras cosas, la aprobación de la reforma previsional basada en un acuerdo con la oposición. Y acá está la clave.

En teoría, en el mes de septiembre debiesen observarse los primeros efectos positivos de la reforma sobre el volumen de las pensiones, lo que representa una inyección directa de recursos particularmente para los segmentos longevos de menores ingresos que, hoy por hoy, son los más renuentes a respaldar a Jara. Por tanto, lo razonable es alejar a Jara, al menos por ahora, de la exposición pública- decisión que parece tomada- acercándola a lo que ella dice representar: el pueblo.

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