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Cultivadora española de choritos en Puerto Montt pide su reorganización por millonarias deudas: Las razones de su crisis

Una empresa española dedicada al cultivo y procesamiento de choritos en Puerto Montt, en la región de Los Lagos, está viviendo una crisis que podría derivar en una quiebra. Para evitarla, solicitó un procedimiento de reorganización judicial para ordenar sus cuentas, aquejadas por deudas superiores a los  $4.660 millones.

La compañía en cuestión es Pesbasa, con casi 20 años de trayectoria y ligada a la familia González Allo, originaria de España. La demanda extranjera de sus productos es su principal fuente de ingresos y se autodefine como "actor relevante" en la industria del cultivo de los también denominados mejillones.

Un éxito financiero que obtuvo durante un largo tiempo, pero que desde hace poco años viene agotándose, al punto de que hoy corre el riesgo de desaparecer si no se pone al día con sus obligaciones.

El motivo de la crisis que vive la cultivadora de choritos

La última década ha sido de expansión mundial para la española, llegando a los mercados donde más destaca su oferta. Sin embargo, su acelerado crecimiento se interrumpió en el otoño de 2023, cuando la demanda internacional se redujo significativamente, en plena temporada productiva.

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Como consecuencia, "las ventas experimentaron una disminución tanto en volumen como en precios durante el segundo semestre, lo que derivó en importantes pérdidas para el ejercicio" de aquel año, consignó la empresa en su solicitud.

La baja demanda y los precios deprimidos continuaron hasta el fin de la temporada productiva del año siguiente. Al iniciarse la temporada baja en junio de 2024, los mercados mostraron señales de recuperación, pero esa luz de esperanza le duró poco a Pesbasa: su capacidad de producción estaba limitada.

En octubre de 2024 (para el inicio de la nueva temporada productiva), su actividad se vio afectada por la acumulación de deudas con proveedores, quedando imposibilitada de abastecer la planta de procesamiento a su máxima capacidad.

Ya en el presente año, la española se ha visto obligada a reducir su plantilla de trabajadores y limitar los pagos a lo estrictamente esencial (maquinarias, inversiones, anticipos a proveedores, etcétera).

"Tenemos la firme convicción de la viabilidad de la compañía, respaldada por su trayectoria, su experiencia consolidada y la confianza de los clientes", concluyó la europea. Si su solicitud de reorganización es aprobada, podrá elaborar un plan de pago de deudas para convencer a los acreedores; si esta es rechazada, su quiebra será un destino casi ineludible.