Logo Mega

Este aviso se cerrará en segundos

Columna de Mauricio Morales: "Kast es de verdad"

Por Mauricio Morales, doctor en Ciencia Política, profesor titular, Universidad de Talca-Campus Santiago.

La reciente encuesta CADEM muestra que Matthei y Kast están empatados en el primer lugar de la carrera presidencial con 17 puntos.

Es cierto que las variaciones de ambos candidatos están dentro del error muestral si comparamos la medición de esta semana con la anterior. Sin embargo, si la semana pasada Matthei superaba a Kast por 6 puntos, hoy la diferencia quedó en cero. Luego, en las preguntas cerradas también se registra un empate entre ambos, independiente de la nómina de candidatos en la papeleta.

Estos datos llevan a pensar que una segunda vuelta entre las dos derechas es algo que no podemos descartar. Mi postura es distinta, pero tampoco me puedo negar ante la evidencia. Siempre he sostenido que la candidatura oficialista debiese, al menos, igualar el apoyo presidencial de Boric o reproducir la votación conseguida por su contingente electoral de alcaldes, concejales y consejeros regionales. Pero más allá de esta discusión, ¿qué factores explican el alza de Kast y su consolidación como opción real de triunfo para los comicios de noviembre y diciembre de este año?

Ir a la siguiente nota

En primer lugar, Kast corre con anteojeras y mira hacia adelante, cuestión que viene desarrollando desde su primera postulación presidencial en 2017. Nunca expresó preocupación ni mucho menos temor, por ejemplo, ante la irrupción de Kaiser. Jamás se le ocurrió ir a sus brazos rogando que se retire de la carrera presidencial y tampoco entró en un conflicto directo. Más bien, lo ignoró, y siguió haciendo el trabajo territorial que, como muestran las encuestas, le está entregando buenos resultados.

Muchos esperaban que con Kaiser en carrera, la candidatura de Kast estaría liquidada. Nada de eso ha ocurrido, al menos hasta ahora. Lo que sí hizo Kast, de manera muy inteligente, fue amarrar un pacto para las elecciones de congresistas junto con el Partido Nacional Libertario y el Partido Social Cristiano. De esa forma, y casi de la nada, construyó una coalición que puede ofrecer ciertos mínimos de gobernabilidad en caso de que gane la presidencial.

Entonces, y como primera conclusión, Kast no ha construido su candidatura desde el miedo, sino que desde la competencia. Además, Kast no ha vivido pendiente de lo que hacen los otros candidatos de oposición, pues sabe que su rival está al frente y no al lado.

En segundo lugar, Kast no se ha movido un centímetro de sus convicciones ideológicas. La irrupción de Kaiser en ningún momento ha provocado que Kast aparezca como más “moderado” frente a la opinión pública. Esa es una tesis absurda por donde se le mire. Lo que ha hecho Kast es precisamente lo contrario, mostrando una destacable consistencia política. Se puede estar de acuerdo o no con sus planteamientos, pero nadie podría argumentar seriamente que Kast ha modificado sus ideas producto de la emergencia de Kaiser. Un buen ejemplo son sus propuestas sobre seguridad pública, asunto que viene desarrollando desde hace varios años.

En tercer lugar, Kast siempre es el primero que mueve las fichas cuando se trata de criticar al gobierno. Eso demuestra que es una candidatura ágil. Si hasta 2017 fueron las candidaturas “grandes”- caracterizadas por el apoyo de partidos dominantes- las que se imponían muy claramente sobre las candidaturas pequeñas, hoy son los candidatos más rápidos los que rebasan a los candidatos más lentos. 

Y en esto, Kast lleva clara ventaja. Dado que siempre es el primero en reaccionar de manera dura y vehemente, deja al resto de los candidatos de oposición como meros imitadores de sus dichos o como agentes benevolentes frente al actuar del gobierno.

LO ÚLTIMO

Por eso mismo es que Kast, hoy por hoy, es el candidato más genuino de esa derecha intensa y rabiosa con la gestión del Presidente Boric. Esto lo hace aparecer frente a la opinión pública como una especie de traductor y vocero del malestar ciudadano. No por nada es el candidato que mejor marca en los segmentos más pobres del país. Sí, esos mismos que le impidieron el triunfo en las elecciones de 2021, siendo arrasado por Boric en los segmentos urbano-populares de la capital.

En cuarto lugar, Kast no quiere nada con la derecha tradicional. Intuye que si bien los partidos de Chile Vamos estarán con Matthei hasta el final, no necesariamente sucederá lo mismo con sus votantes. Si en 2017 los electores de Sichel se cambiaron rápidamente hacia Kast, ¿por qué no podría suceder lo mismo para estas elecciones?

El raciocinio de Kast es muy sencillo: apostar al desgaste de la derecha tradicional, que se debate entre criticar al gobierno, pero dar sus votos para que este consiga triunfos importantes como la reforma previsional.

Kast percibe que al votante de derecha no le gusta mucho la moderación, y también cree que el votante de centro se siente atraído por candidatos más extremos capaces de resolver los problemas inmediatos. ¿Cuál es su tarea de aquí en adelante? Primero, profundizar el descontento de la ciudadanía hacia el gobierno. Segundo, esperar la eclosión de la base social de la derecha tradicional para ir con todo en noviembre y, en una de esas, también en diciembre.

Todo sobre Mauricio Morales