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La serie de agresiones que detalló Hernán Calderón en la querella contra Nano

  • Por Meganoticias

¿Qué pasó? 

Este martes Hernán Calderón Argandoña será formalizado por el ataque a su padre con un cuchillo, Hernán Calderón Salinas, acción que dejó a este último con lesiones de diversa gravedad, sin embargo, este no sería el único episodio de violencia entre ambos, según detalló el abogado en la querella.

El episodio de la querella

El hecho que detonó la querella, fue la agresión del 11 de agosto, cuando el acusado llegó al departamento de su padre, supuestamente para buscar algunas cosas, pero la asesora del hogar le dijo que no podía entrar.

"Ante el ruido que se producía y sabiendo que se trataba de mi hijo, quien me había agredido reiteradamente en el pasado (...), me acerqué al hall de entrada y le dije ‘ Hernán basta, está la Paty’, refiriéndome a mi pareja, para que intentara guardar compostura, ante lo cual él dice ‘mejor que esté, contigo quería hablar’, increpando a mi pareja (...). En ese momento, y antes de que pudiese responderle, el imputado Hernán Calderón Argandoña se abalanza sobre mí, con golpes de puños y pies", relató el querellante.

En ese momento el joven habría "empuñando el cuchillo que había traído previamente y que guardaba en su pantalón, me ataca de frente, intentando apuñalarme en el estómago, fallando solo por mi reacción, dándome el ataque en mi antebrazo izquierdo”, reveló la expareja de Raquel Argandoña.

Además, señaló que “ante la agresión, me abalancé sobre él, tomándolo por la cintura para intentar sacarlo del domicilio, momento en que el victimario logra apuñalarme nuevamente, esta vez en la mano derecha”.

Las otras agresiones

Calderón Salinas, reconoció en la querella que es hecho "no fue sino el último de una larga serie de actos atentatorios en contra de mi persona y de muchos otros”.

Según el querellante, el 5 de junio en la tarde, Calderón Argandoña llegó al departamento que compartían mientras su padre tomaba un baño de tina, "en esas circunstancias me dice mi hijo ‘oye necesito hablar contigo’ a lo que le pedí me dejara terminar el baño, respondiendo el imputado ‘no huevón tengo que hablar contigo ahora’, haciendo ingreso el querellado al baño del dormitorio enfrentándome en esa condición, se encontraba como otras veces, en un evidente estado de descontrol me grita “¡huevón te estay joteando a mi polola!, ¡qué mierda le dijiste el otro día en el ascensor!, al mismo tiempo que sacaba una de sus pistolas de su espalda enfrentándome mientras yo intentaba salir de la tina y cubrirme el cuerpo con una toalla”.

Según el abogado, el joven le gritó “¡te voy a matar huevón!”, entre otros improperios, ante lo cual su padre le respondió: “¡Tú estás loco, soy tu padre, tengo 67 años y tu mujer 29 años!, ¿cómo piensas eso?, estás cagado de la cabeza”.

“En esas circunstancias, me miró fijamente a los ojos con el rostro desfigurado, que ya en tantas ocasiones me había tocado presenciar, apuntando la boca del arma hacia mi pecho diciendo ‘¡Vay a ver huevón, ahora te voy a matar!, a lo que ya asumiendo su locura y lo inevitable de la situación respondí ‘¿sabes qué más?, dispara maricón, dispara’, entendiendo que estaba absolutamente fuera de sí y que no pensaría en lo absurdo de su conducta, me acerqué a mi hijo, él presionó fuertemente su arma contra mi pecho y gritó ‘¡Te voy a pegar el balazo!’, miró hacia el interior de la pieza, luego nuevamente a mi, con actitud de apretar el gatillo, alistándose a disparar, y en el último momento giró el arma hacia la izquierda, jalando del gatillo, impactando el disparo en el espejo del velador del dormitorio”, relató la expareja de Raquel Argandoña.

Al respecto, Calderón Salinas reconoció que nunca quiso denunciar a su hijo para no perjudicarlo, pero que “hoy me doy cuenta que debí accionar inmediatamente, pese a que tenía todas las evidencias físicas e incluso testigo, dado que se encontraba en el departamento mi asesora del hogar, quien escuchó todo lo relatado y pensó que mi hijo me había asesinado”.

El depósito

Posteriormente, Calderón Argandoña le habría solicitado que le depositara $11 millones por eventos automovilísticos, ante lo cual su padre le dijo que no sabía cuánto era el monto. A los pocos minutos el joven se fue del departamento.

Yo no podía creer lo que había acontecido, ni pude reaccionar de manera alguna”, aseveró el querellante.

Segundo hecho

Otro hecho ocurrió al día siguiente, el 6 de junio, cuando Calderón Argandoña regresó al departamento de su padre al que entró con su llave. Una vez adentro le preguntó por su dinero y si le había transferido.

“Le respondí diciendo que no sabía de qué monto hablaba, contestándome él ‘11 millones 100 mil pesos’, le dije que no le podía dar esa suma, porque el límite de transferencia es de cinco millones de pesos como máximo por día, a lo que me dijo ‘me da lo mismo huevón tú verai cómo lo hací pero tení que transferirme mi plata ahora ya’”, describió Hernán Calderón Salinas.

El abogado decidió depositarle “para evitar un conflicto mayor dado lo que había pasado previamente (...). Le dije que le transferiría, pensando que eso lo calmaría, él abandonó mi dormitorio, dirigiéndose a la que fue su pieza para armar un bolso con ropa”.

“En este momento el querellado se percata de la presencia de más de siete ternos de mi propiedad y procede a destruirlos utilizando un arma blanca que llevaba consigo, de tipo mariposa y hoja recta. Acto seguido el querellado regresa a mi habitación diciendo ‘¿me transferiste mi plata?’, a lo que respondí afirmativamente”, señaló.

“Al retirarse del dormitorio, en lugar de dirigirse hacia la salida del domicilio, ingresa al sector del living comedor, haciendo uso una vez mas del arma que llevaba consigo de tipo mariposa, procede a rajar todos los cuadros que adornaban el lugar, de extremo a extremo, dejándolos en estado inservible. Al percatarme de lo que estaba pasando le grito preguntando qué estaba haciendo, le dije ‘huevón, estás loco, qué te pasa’”, explicó el abogado.

Asimismo, la querella establece que en ese momento el acusado tomó “diversas vasijas y floreros que se encontraban en la mesa del living arrojándolas violentamente por los aires contra la mesa de vidrio del comedor y la lámpara de lagrimas suspendida encima, destruyendo todo (vasijas, floreros, lámpara de lagrimas, sillas de comedor y mesa de vidrio) por completo”.

Al tratar de controlarlo, “mi hijo arremete en mi contra, con múltiples golpes de puño impactándome en mi ojo derecho en diversas oportunidades, finalmente derribándome sobre el sillón. Yo estaba consciente del arma blanca que mi hijo mantenía en su poder, decidí no responder a la golpiza para no arriesgar mi vida, por lo que me limité a cubrir mi rostro, intentando protegerme”.

“En ese momento, el imputado se aleja de mí, para hacer uso una vez más de su arma blanca, esta vez destruyendo otro grupo de cuadros (que era de su conocimiento que tenían un gran valor sentimental para mí, por provenir de la casa de mis padres) que se encontraban en otro sector del comedor. Acto seguido, comenzó a tomar otros adornos de diversa índole, lanzándolos brutalmente una vez más contra la lámpara de lágrimas que al igual que todas las otras especies fue destruida completamente. Habiendo cumplido con su cometido huye del lugar”, finalizó el relato.

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* La nota informa el proceso judicial en curso, por lo que los involucrados no deben ser considerados culpables hasta que la justicia lo determine

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