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Madre e hija reciben condena por descuartizar 560 cadáveres para vender órganos: Tenían una funeraria

Megan Hess descuartizaba cadáveres. Utilizaba su funeraria para hacerse de los cuerpos que después vendía por partes, incluyendo los órganos.

Una investigación periodística descubrió su oscura labor. Luego, el Buró Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés) la arrestó junto a su madre, Shirley Koch, en Colorado, Estados Unidos.

A las dos un juzgado federal las condenó tras las acusaciones de la fiscalía y testigos. Hess enfrentará 20 años en prisión, mientras que Koch 15.

La investigación federal refiere que madre e hija diseccionaron un total de 560 cadáveres y que, además, entregaron cenizas mezcladas a otras 200 familias.

Madre e hija se declaran culpables de fraude

En julio de 2022, Megan Hess y Shirley Koch se declararon culpables de fraude ante un juzgado en Colorado. El fiscal del caso, Tim Neff, dijo que Hess, como dueña de la funeraria, en ocasiones se robaba los cadáveres y las partes de los cuerpos falsificando formularios de donantes.

Los registros judiciales revelan que su madre, de 69 años, era quien cortaba los cadáveres. Koch admitió los hechos durante el juicio.

La investigación periodística de Reuters que dio pasó a la actuación del FBI tuvo como fuentes a un grupo de exempleados de madre e hija. Los testigos contaron que ambas desmembraban cuerpos sin autorización.

Tras revelar el nombre de la empresa, el FBI decidió allanar la propiedad para comenzar la investigación, de la que Hess solo admite el fraude funerario y no por descuartizar cadáveres para la venta.

El defensor de Hess argumentó que la acción de su cliente podría atribuirse a un trauma cerebral, ocurrido cuando la mujer tenía 18 años. Sobre esto, la acusada se negó a hablar en la corte.

Venta ilegal

La venta de órganos como corazones y riñones o de tejidos, como los tendones, es ilegal en Estados Unidos. Solo pueden donarse. Lo que no está regulado por la ley estadounidense es la venta de partes, como la cabeza y los brazos, para fines investigativos o educativos.

Hess se basó en ese argumento para vender las partes de los cadáveres, solo que lo hizo de manera clandestina. Las empresas de formación médica que recibieron las partes desconocían que era una labor al margen de la ley, publicó Infobae.