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Perdió más de 30 kilos, pensó que era por estrés, pero le diagnosticaron una grave enfermedad

Un devastador diagnóstico recibió una mujer que bajó desde 134 a 102 kilos, en solo nueve meses. Ella pensó que se debía al estrés que sentía durante ese periodo, pero los médicos le entregaron una noticia que ahora la tiene complicada económicamente.

Después de adelgazar de forma sostenida, Ann Coates sintió un fuerte dolor de abdomen durante un día de septiembre. Fue llevada hasta un hospital de Reino Unido, donde tras una serie de exámenes le detectaron cáncer en el útero.

Además de los gastos médicos que ahora debe enfrentar, lo está pasando mal con el frío. Actualmente, en Inglaterra las temperaturas son bajas por el otoño, lo que ha provocado un incremento en la calefacción doméstica. Tanto es el apuro económico de su familia, que ahora recibe donaciones a través de un sitio web, al mismo tiempo que su marido aporta con su sueldo como ayudante de cocina.

"Al principio, todos me felicitaron"

Ann se desempeñaba como trabajadora administrativa antes de conocer su diagnóstico. Cuando empezó a bajar rápidamente de peso, aquello sorprendió a sus más cercanos. "Al principio todos me felicitaron y me dijeron que compartiera mi secreto", recuerda la mujer de 48 años.

Ella reconoce que recién se dio cuenta de su pérdida de peso cuando vio que la ropa le quedaba suelta, "sin saber que era porque en realidad estoy muy enferma. Simplemente sucedió, lo atribuyo al estrés".

 

El antes y después de Ann Coates.
El antes y después de Ann Coates.

 

Esos dolores en su abdomen que sentía en septiembre eran provocados por múltiples infecciones en su vejiga. En el hospital, "me hicieron algunas pruebas e inmediatamente dijeron que era cáncer, lo cual fue un gran shock", dice, detallando que el diagnóstico fue "cáncer de útero en etapa dos o tres, y cáncer en etapa cuatro en la pared posterior de mi útero".

Hoy su peso está en los 97 kilos, lo que ha sido influido por los intensos procesos de quimioterapia a los que se ha sometido. Gran parte de las molestias están asociadas al tumor ubicado en su zona abdominal, lo que le impide llevar su vida con relativa normalidad.

"El tumor es bastante grande, así que cuando me paro en el baño, es como si fuera demasiado pesado y tuviera que sostenerlo. Mi estómago también se hincha mucho, así que si estás de pie, es como si algo te estuviera tirando hacia abajo. Lo sostengo para que sea más fácil", explicó.

Las complicaciones económicas del frío

Según su relato, ahora que perdió gran cantidad de masa corporal, dice que siente frío con más intensidad y que le cuesta retener el calor, a pesar de todas las camisetas y mantas que se pone encima. Por esto, se ve obligada a encender la calefacción, lo que no ha sido beneficioso para su bolsillo.

 

Ann Coates junto a su esposo Dave.
Ann Coates junto a su esposo Dave.

 

"Mi cuerpo se pone tan frío, solo tengo que tratar de mantenerme caliente para poder mejorar. Antes no me molestaba, pero ahora tenemos que pagar más para asegurarnos de que estoy bien", lamenta la mujer. Adicional a este gasto, también están complicados con el pago del alquiler de la casa y los impuestos municipales, entre otros.

Para resistir las presiones económicas, su familia está recibiendo donaciones a través de GoFundMe, una plataforma que reúne recursos para diferentes tipos de causas. Sus padres viajaron desde Sudáfrica para también ayudarla, pero eso también ha sido complicado, porque su papá sufre demencia.

El noble gesto de su familia

Las quimioterapias dejan muy agotadas a Ann; de hecho, admite que no puede levantarse sola del asiento después de las sesiones. "Tengo mucha suerte, porque mi mamá y mi papá están de visita desde Sudáfrica en este momento. Ella me ayuda a levantarme, meterme en la cama y darme una ducha, porque simplemente no tengo fuerzas", cuenta.

Sus hermanos también viajaron para acompañarla en su tratamiento médico, siendo protagonistas de un gesto solidario con ella: "Cuando mi cabello comenzó a caerse tanto con la quimioterapia, mis hermanos y mi esposo se sentaron afuera conmigo para afeitarnos el cabello juntos".

"Dijeron que me apoyan al 100%. Incluso mi sobrino de diez años se afeitó la cabeza para apoyar a su tía. Siento que no estoy sola en todo esto y que tengo personas que están a mi lado y me apoyan. Realmente significa mucho para mí", concluyó Coates.