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Dejó la universidad y ahora es multimillonario: La increíble historia del genio de las matemáticas Alexandr Wang

Tenía 19 años cuando fundó Scale Al. Alexandr Wang dejó la universidad y formó su compañía de servicios dedicada a mejorar la inteligencia artificial (IA) de las aplicaciones. A sus 25 años es el multimillonario más joven del mundo.

¿Será el próximo Elon Musk o Jeff Bezos?. Wang es hijo de inmigrantes chinos, criado en Nuevo México, Estados Unidos. Cuenta con un patrimonio valorado en más de 1.000 millones de dólares y es considerado el nuevo gran gurú de Silicon Valley, reseñó El País.

Uber, Airbnb, Toyota, PayPal o General Motors son algunas de las 300 compañías del mundo que han confiado el futuro de su inteligencia artificial a Alexandr Wang, un genio de las matemáticas y pionero en el sistema de etiquetado de datos.

“Todas las industrias se basan en enormes cantidades de datos (...) Nuestro objetivo es ayudarlos a desbloquear el potencial de los datos y potenciar sus negocios con IA”, dijo en una entrevista a la revista Forbes.

Dejó la universidad

“Les dije a mis padres que esto iba a ser algo que solo haría durante el verano. Obviamente, nunca más volví a la escuela”, dijo el joven multimillonario, sobre los inicios de su emprendimiento tecnológico desarrollado en San Francisco, California.

Se le ocurrió crear Scale Al luego de cursar el primer año en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), una de las universidades más prestigiosas del mundo. Consiguió que Y Combinator invirtiera en su proyecto para sacar todo el potencial de los datos almacenados.

Alexandr Wang se convirtió en el cofundador y actual consejero delegado de Scale Al, la startup que creó en 2016. Conoció a su socia, Lucy Guo, en la plataforma digital de preguntas y respuestas Quora, en Silicon Valley, donde trabajó como programador cuando tenía 17 años.

De las olimpíadas matemáticas a la genialidad tecnológica

El nuevo multimillonario más joven del mundo construyó su patrimonio en base a su audacia para los negocios y en su genialidad tecnológica. No posee herencias ni apellidos que lo respalden económicamente.

De niño competía en olimpiadas de matemáticas y concursos de programación. Sus padres trabajaban como físicos en proyectos militares del gobierno de Estados Unidos, en el laboratorio nuclear de Los Álamos, en Nuevo México, donde se creó la primera bomba atómica.

“Mis padres lograron con su trabajo tener un impacto significativo en nuestra forma de entender el mundo. Por eso decidí convertirme en programador, para marcar yo también la diferencia en el planeta”, dijo Wang en una conferencia, publicó La Nación.

Ahora, el Ejército estadounidense es uno de sus clientes, pues ha usado su tecnología de análisis para determinar el daño causado por las bombas rusas en Ucrania durante la guerra, entre otras tareas. También la empresa de Wang firmó contratos con las Fuerzas Armadas por hasta 350 millones de dólares.