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Psoriasis, depresión y ansiedad: ¿Cómo afecta la enfermedad de la piel a la salud mental?

Una investigación realizada por profesionales de la Universidad de Shanghái, reveló que las personas que padecen de psoriasis, una condición dermatológica, suelen ser más afectados por trastornos de salud mental.

Su trabajo reveló que las personas que sufren de psoriasis tienen una prevalencia del 21% de padecer ansiedad y cerca de 42,1 de los casos, por cada mil personas, padecen tanto la enfermedad dermatológica como depresión

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¿Qué es la psoriasis?

Esta es un desorden autoinmune que afecta la piel de las personas, provocando enrojecimiento, irritación y descamación cutánea en forma de parches.

No es una enfermedad contagiosa, pero si puede ser heredada de padres a hijos. La enfermedad suele presentarse en periodos, usualmente desencadenada en ataques difíciles de tratar. 

Según el sitio Medline Plus, un ataque puede producirse por infecciones, estrés, falta de luz, medicamentos, lesiones o por pasar mucho tiempo al sol.

¿Cómo afecta a la salud mental?

Otras investigaciones han encontrado la misma relación entre la condición cutánea y los trastornos de salud mental.

Desde el portal de salud, WebMd, detallan que las personas con esta enfermedad son más propensas a sufrir de ansiedad social, "especialmente si tu apariencia es una parte importante de tu autoestima", explican.

Incluso estos mismos sentimientos de ansiedad podrían detonar y empeorar los síntomas con los que se manifiesta la ansiedad.

Por otro lado, la psoriasis podría empeorar los síntomas de depresión porque es una enfermedad difícil de esconder, por lo que puede que tus cercanos te traten de manera diferente. También es una enfermedad muy dolorosa e incómoda, la que además altera los balances químicos de tu cerebro, explicaron del mismo portal.

Es importante estar a los síntomas de la depresión, para que así puedas recibir ayuda a tiempo. Algunos de los síntomas que se repiten son:

  • Pérdida de apetito.
  • Sensación de vacío, de que nada tiene sentido, aumento de la irritabilidad o rabia.
  • Pérdida de interés por aquellas actividades que antes producían placer.
  • Cambios en los patrones de sueño, duerme mucho o muy poco.
  • Problemas para concentrarse.
  • Dificultad para cumplir con responsabilidades, como asistir a clases.
  • Falta de energía.

Este artículo está diseñado para informar y no pretende dar consejos o soluciones médicas.

Consulte siempre a su doctor o especialista si tiene dudas sobre su salud o antes de iniciar un tratamiento.

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