Cambio climático afecta a cerezos: Científicos U. Mayor estudiarán la adaptación de este árbol al alza de temperaturas

  • Por Meganoticias

El apetito, principalmente de China, por las cerezas chilenas ha convertido en la última década al pequeño y dulce fruto en una boyante industria. De hecho, solo en la última temporada 2020-2021 el país fue responsable del 96,2% de todas las exportaciones de cerezas al hemisferio norte, en su gran mayoría al país asiático.

Sin embargo, a pesar del auspicioso desarrollo del sector, el alza de las temperaturas en invierno, asociada al cambio climático, ha provocado que los cerezos no completen sus requerimientos naturales de acumulación de horas de frío, afectando la calidad de sus frutos y, por tanto, la productividad del sector.

“Estos árboles detectan y registran las temperaturas ambientales para regular su tiempo de floración. Los cerezos acumulan horas de frío con temperaturas entre 4 y 7°C para que su floración sea exitosa. Este mecanismo les permite asegurarse que el invierno ha terminado, evitando así el dan o causado por heladas.”, explica Andrea Miyasaka, investigadora del Centro de Genómica y Bioinformática de la Universidad Mayor y líder del equipo que fue seleccionado en el Concurso Regular de Anillos de Investigación en Ciencia y Tecnología de la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo para implementar un proyecto que busca modular el tiempo de floración de este árbol, con el fin de asegurar su productividad.

Para lograrlo, los científicos modularán el tiempo de floración del cerezo, identificando moléculas pequeñas relacionadas al registro de frío y floración en este árbol, para desarrollar una tecnología que pueda ser aplicada por spray en el campo.

“Otro punto es que la cosecha de cereza está concentrada en 5-6 semanas en diciembre-enero. Eso crea un problema, porque no hay mano de obra suficiente para cosechar los campos y además las plantas de packing quedan colapsadas con el gran volumen de fruta que llega. Si se logra modular el tiempo de floración, se podría ampliar la ventana de cosecha de la cereza, lo que permitiría optimizar esa logística. Además, también se podría cosechar fruta más temprano en verano y obtener mejores precios en el mercado externo”, comenta la Dra. Miyasaka.

El equipo de investigadores, compuesto por académicos del Centro de Genómica y Bioinformática, Centro de Observación de la Tierra “Hémera” y Centro de Nanotecnología Aplicada de la U. Mayor, junto al Dr. Humberto Prieto del Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA), tendrá tres años para el desarrollo de esta iniciativa.