Lo marcó la soledad y el desamor: Así fue vida del hombre más inteligente de la historia

Nunca ha sido cuestionable el hecho que la ciencia nos sorprenda con sus tantas investigaciones y revelaciones. Sin embargo, en oportunidades puede mostrar un rostro bastante cruel y hasta diabólico, como fue lo que sucedió en Nueva York, Estados Unidos hace unos años atrás.

¿Qué pasó?

Boris y Sarah eran jóvenes y ambiciosos. Esas ímpetu de comerse al mundo los impulsó a realizar un proyecto calificado de brillante, pero también demencial: tener un hijo y estimular para que fuera un pequeño genio.

"Conducimos la mente del niño por canales estrechos atrofiando y deformando su mente hacia la mediocridad. Si el niño se desenvuelve en los rígidos moldes del hogar y la escuela el resultado será una permanente mutilación de su originalidad y genio", decía Boris, quien junto a su esposa, aprovechó el nacimiento de su hijo Williams, en 1898, para demostrar su afirmación.

¿Cómo logró que Williams fuera tan inteligente?

Boris, médico psiquiatra y filósofo, creía que el espacio y contexto donde se impartían las clases eran clave para el aprendizaje del niño, por lo que adecuó unas de las habitaciones más iluminada de su casa con fotos en las paredes, un escritorio y una biblioteca, para el pequeño William.

De acuerdo al diario Clarín, el experimento dio frutos rápidamente. El pequeño William aprobó el tercer curso de primaria en tres días. Escribió cuatro libros (dos de anatomía y dos de astronomía) entre los 4 y los 8 años, edad en la que ya hablaba, además ocho idiomas: latín, griego, francés, ruso, alemán, hebreo, turco, armenio e inglés. También inventó su propio idioma: el vendergood, una mezcla entre el latín, el griego y otras lenguas romances.

Antes de cumplir los 8 años, fue aceptado en el MIT (Massachusetts Institute of Technology), a los 11 entró en la Universidad de Harvard. A los 16 se graduó en Medicina.

Mucha inteligencia, pero poco amor

A pesar que William se convirtió en una celebridad tan sólo siendo un niño, no llevaba una vida feliz, tampoco una normal como la de cualquier infante de su edad. Su abrumadora inteligencia lo mantuvo siempre en un estado de soledad. No se le conocieron amigos. La única relación que tenía era con sus padres.

A todo lo anterior, se le sumaba el hecho que, a pesar de ser un intelectual, la comunidad científica le daba la espalda. Y se declaró abiertamente socialista y se negó a alistarse en la Segunda Guerra Mundial. Revelación que le ocasionó varios problemas.

En toda esta situación, sólo una persona lo volteó a ver: Martha Foley, a quien le interesó el joven no por su inteligencia sino por el estado de soledad en el que se mantenía.

William y Forley salieron un par de veces, pero la mucha inteligencia que tenía para las ciencias o los idiomas; no la desarrolló para las relaciones sociales, por lo que andar con la joven activista se le hizo complicado a tal punto que se separó de ella.

¿Qué mató a William?

Después de abandonar a Martha, por recomendación de sus padres, también dejó a estos últimos y se encerró en su departamento.

Los síntomas de la enfermedad cerebral que padecía cada vez se hacían más frecuentes y dolorosos. Las migrañas se volvieron incontrolables. Hasta que su cerebro no dio más y sufrió una embolia cerebral el 17 de julio de 1944.