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"Ella sí existió": Mujeres que sufrieron muerte gestacional valoran discusión de Ley Dominga

  • Por Meganoticias

En Chile una de cada cuatro mujeres pierde un hijo durante el embarazo. Una experiencia difícil y que se torna aún peor cuando esas madres reciben a sus hijos en bolsas, sin derecho a una sepultura o a optar por un certificado de nacimiento.

Aseguran que se sienten solas y que muchas veces su duelo no se considera válido, por lo que decidieron levantar su voz para exigir un trato digno.

Actualmente en el Congreso se está discutiendo la Ley Dominga, que establece un estándar especial en relación con el manejo clínico y acompañamiento a madres y padres que hayan sufrido una muerte gestacional.

El caso de Dominga

"Mi hijo Juliancito murió a las 9 semanas de gestación y mi hija Dominga murió a las 36 semanas de gestación", contó Aracelly Brito.

Dominga iba a nacer durante la pandemia, y de acuerdo a las ecografías a los exámenes se encontraba sana y sin problemas. Sin embargo, algo salió mal antes de tiempo.

"Voy al baño y estaba perdiendo como líquido, así que nos fuimos de inmediato a la clínica y cuando llegué me hicieron entrar sola y la Dominga no tenía latidos", recordó la madre.

"Ella sí existió"

Aracelly afirmó que: "A la Dominga ni siquiera le pusieron su nombre. Le pusieron cuánto pesó, cuánto midió, hija de, femenino, en un papel todo ordinario, una hoja blanca, pero que igual la guardé porque es lo único que tengo. No le pusieron pulsera".

"La forma indigna en la que nos entregan a nuestros hijos, en cajas de plástico, en bolsas de basura, en cajas de guantes", alegó.

"Es súper triste entrar a buscar un registro de tu hija y que no exista, porque en verdad el certificado de defunción es sólo un trámite para dejarnos tranquilas y hacerle su funeral. No aparece como hija mía, no aparece como hija de mi pareja, no aparece y no va a aparecer nunca, pero ella sí existió, entonces por qué hacen tan invisibles a nuestros hijos", cuestionó.

Ley Dominga

Una ley que lleva el nombre de Dominga, en honor a la hija de casi 9 meses de gestación que Aracelly perdió el 2020.

La senadora Marcela Sabat (RN), quien también sufrió la muerte gestacional de un hijo, explicó que: "Principalmente es un protocolo que debe ser establecido en todos los establecimientos de salud del país, públicos y privados, y que no depende de la voluntad del personal de salud, donde el personal sepa cómo tratar un caso de muerte perinatal a la madre y a su familia en la integridad".

"Me toca vivir esa realidad como si nada pasara y creemos que es importante que el sistema se integre en esta perspectiva, no puede ser que uno sufra un aborto y al otro día vaya a trabajar como si no pasara nada", añadió.

"No tengo derecho a sufrir"

La periodista Fernanda Hansen, quien ha vivido tres pérdidas gestacionales, también compartió su experiencia.

"A los 3 meses, diagnóstico: incompatible con la vida. Mi hija no tenía ninguna posibilidad de vivir. Era una niñita: Alma", señaló.

Después, Hansen vivió otros dos embarazos que tampoco llegaron a término.

"Puedes esperar a perderlo naturalmente o puedes practicarte un legrado y como era mi primera pérdida entré en el número estadístico. Una de cada cuatro mujeres pierde un hijo, entonces si me lo están poniendo como algo súper normal, no tengo derecho a llorar, no tengo derecho a sufrir, siendo que por dentro estaba devastada. Yo quería a mi guagüita, la estaba esperando", manifestó.

"Hasta los tres meses no cuentes"

La periodista expuso que: "En la cultura actual te dicen hasta los tres meses no cuentes. Siento que es un incentivo para seguir silenciando una realidad de muchas mujeres, porque como no cuentas no tienes a quien contarle que la perdiste por lo tanto no tienes con quien sostenerte para llorarla, cuando todo un círculo familiar está afectado".

"Uno está en un momento muy vulnerable donde no está preguntando los trámites ni nada", sostuvo.

"A mi me pasó llegar y decirle a mi jefe: 'hola jefe estoy esperando guagüita, pero no te había contado porque no se puede hasta los tres meses. Perdí mi guagua. ¿Qué hago? ¿Me puedo ir?'. Me dio vergüenza, me dio pudor, fue tanto mi no saber que fui a trabajar abortando, y cada cierto rato tenía que ir al baño a ver cómo se me estaba cayendo un pedazo de mi vida, y teniendo que disimular porque es una realidad invisibilizada", relató.

¿Qué dicen los médicos?

Los profesionales de la salud reconocen esta situación, realizando un mea culpa.

Andrea Von Hoveling, de Ginecólogas Chile, afirmó que esta realidad "es tan invisible que ni siquiera le decimos muerte, le decimos una pérdida, le decimos aborto. Entonces se ha dado una coyuntura que esto no se visualice o sólo se haga técnicamente para ver si requiere tratamiento y listo".

"En un turno es normal recibir a más de una mujer que está abortando y uno lo único que piensa es: 'tengo que hacer este legrado uterino, después tengo que operar una cesárea'. Pero tal vez esta mujer está pasando por un duelo tremendamente complejo, por una de las más grandes penas de su vida. Necesita compañía, ser acogida, necesita una prestación más allá del procedimiento", aseguró.

Por su parte, Pamela Labatut, especialista en duelo gestacional, manifestó que: "Solemos tratar de acompañar negando aquellas emociones que son más incómodas, negando esta angustia, minimizando esta angustia como una manera en la que inconscientemente creemos que el otro va a estar mejor. Pero en verdad no está mejor porque lo que más se ha visto es que los hombres y las mujeres necesitamos hablar y que hablando sanamos".

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