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Envenenó a su esposo y lo cubrió con pétalos de rosa para simular un suicidio

  • Por Meganoticias

Kristin Rossum es una ex toxicóloga que fue declarada culpable de asesinato en primer grado en un famoso caso en el que los fiscales la acusaron de envenenar a su esposo, Gregory De Villers, con una dosis fatal del narcótico fentanilo.

Rossum, que entonces tenía 24 años, fue acusada y arrestada en 2001, siete meses después de que el cuerpo de De Villers fuera encontrado inconsciente en el piso del cuarto matrimonial en el apartamento de la pareja en San Diego.

El caso fue apodado "el asesinato de la belleza americana", debido a unos pétalos de rosa que estaban sobre el cuerpo evocando una imagen similar al cartel de la película del mismo nombre. Los investigadores dijeron que la escena había sido arreglada para que pareciera un suicidio.

Los antecedentes de Kristin Rossum

Rossum creció en Claremont, California, la hija mayor de Ralph y Constance Rossum, quienes eran profesores en Claremont McKenna College. En la década de 1990, durante la escuela secundaria, probó las drogas, incluida la metanfetamina.

En 1994, Rossum se inscribió a tiempo parcial en la Universidad de Redlands y se mudó a un dormitorio en el campus. Pero recayó en el uso de drogas y abandonó sus estudios.

Finalmente se mudó a Chula Vista, un suburbio de San Diego. Allí conoció a Greg De Villers y, al cabo de un año, Rossum parecía haber superado su adicción a la metanfetamina.

Se inscribió en la Universidad Estatal de San Diego y se graduó con honores en 1998. Después, trabajó como toxicóloga en la oficina del médico forense del condado de San Diego. Ella y De Villers se casaron en 1999.

El asesinato de Gregory de Villers

Según informa Infobae, el 6 de noviembre de 2000, a las 9:22 de la noche, Kristin Rossum llamó al 911. Los paramédicos llegaron y encontraron a Rossum hablando por teléfono en la sala de estar. El cuerpo de su esposo yacía inconsciente en la cama de la pareja y estaba rociado con pétalos de rosas rojas. La escena del dormitorio era similar a la de la película “Belleza Americana”.

Gregory De Villers, que iba a cumplir 27 años al día siguiente, fue declarado muerto al llegar al hospital. Su esposa dijo a las autoridades que su esposo estaba atravesando una depresión y sugirió que su muerte se trataba de un suicidio con drogas.

La familia De Villers no creía lo mismo. Al seguir la investigación, la policía descubrió que Kristin Rossum mantenía una relación con su jefe en la oficina de toxicología forense, Michael Robertson.

Las autoridades temían un posible conflicto de intereses si llevaban a cabo la autopsia en el mismo lugar donde trabajaba Rossum. Por lo tanto, el médico forense de San Diego subcontrató la autopsia de Gregory De Villers a un laboratorio externo en Los Ángeles.

Las pruebas mostraron que la víctima tenía siete veces la dosis letal de fentanilo en su sistema. El opioide es uno de los más mortales que existen entre los anestésicos.

Dos semanas después de la muerte de su esposo, Rossum fue interrogada por la policía. La mujer repitió a los detectives que su esposo había estado deprimido antes de morir. El padre de Kristin dijo que Gregory parecía estar profundamente angustiado y que bebió mucho vino y ginebra esa noche.

Mientras continuaba la investigación, la policía se enteró de que Rossum había recaído y estaba consumiendo metanfetamina nuevamente.

Juicio y condena

El 25 de junio de 2001, siete meses después de la muerte de De Villers, Rossum fue arrestada y acusada de asesinato. Sin embargo, sus padres pagaron su fianza de 1,25 millones de dólares y la recogieron de la cárcel de San Diego.

El juicio duró tres semanas, y durante las sesiones se descubrió la evidencia clave que ayudaría a aclarar muchas cosas: un recibo de tarjeta en una floristería emitido el día que Gregory murió. Kristin había comprado una sola rosa. La que utilizó para armar la escena inspirada en su película favorita hasta la obsesión.

Ella se defendió diciendo que la rosa que había comprado era amarilla y que era un regalo para su jefe y amante. La Fiscalía sostuvo que Kristin Rossum mató a su esposo para evitar que este le dijera a sus jefes que estaba teniendo una aventura con el toxicólogo a cargo y que estaba usando metanfetamina que robó del laboratorio forense.

En noviembre de 2002, Rossum fue declarada culpable de asesinato. Fue sentenciada a cadena perpetua el 12 de diciembre de 2002 sin posibilidad de libertad condicional y fue llevada de regreso a la cárcel de San Diego antes de ser transferida al Centro de Mujeres de California Central en Chowchilla.

Los abogados de Kristin Rossum han intentado desmeritar las evidencias y apelar el veredicto varias veces, pero todos los intentos han sido fallidos.

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