"No tenemos explicación de qué son": Antena capta extrañas señales que parecen venir desde abajo de la Antártida

La naturaleza guarda misterios que ni siquiera la ciencia puede entender. Hay uno que data desde fines de la década pasada, fue detectado por la NASA y, pese a la disponibilidad de recursos intelectuales y tecnológicos, no ha sido posible encontrarle una respuesta lógica.

Entre 2016 y 2018, la Antena Antártica de Impulso Transitivo (ANITA, por sus siglas en inglés) desarrollaba una misión para detectar neutrinos, unas partículas "fantasmas", tan microscópicas que llegan a ser invisibles, presentes en todo el universo que atraviesan la materia sin interactuar con ella.

Por esos años, ANITA instaló sus antenas transportadas por globos a 40 kilómetros de altura de la Antártida, con la esperanza de identificar neutrinos en un ambiente controlado, sin interferencias y con el hielo como detector natural. Lo que terminó descubriendo todavía no tiene explicación.

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Extrañas señales provenían desde abajo de la Antártida

El objetivo original del proyecto financiado por la NASA se esfumó cuando el detector captó una serie de señales de radio inusuales. El fenómeno contradecía cualquier precepto científico, porque en vez de reflejarse en el hielo antártico, su origen parecía ser las profundidades del horizonte, lo que hacía suponer que atravesaba la masa de hielo, en un ángulo incompatible con los principios de la física.

Parte del experimento ANITA en la Antártida (IMAGO)

Stephanie Wissel, astrónoma y astrofísica que participó en el extraño hallazgo, comentó que "las ondas de radio que detectamos estaban en ángulos muy pronunciados, como 30 grados por debajo de la superficie del hielo".

Intentó buscarle una respuesta, sin éxito: "La señal tuvo que pasar e interactuar con miles de kilómetros de roca antes de llegar a ANITA, pero toda esa travesía debería haberla transformado en indetectable, porque la roca la habría absorbido". Sin embargo, las ondas de radio conservaron su potencia.

Avanzado estudio científico tampoco encontró respuestas

La evidencia se llevó al Observatorio Pierre Auger, perteneciente a Argentina y considerado el mayor detector de rayos cósmicos del mundo, para compararla con señales captadas entre 2004 y 2018 por el propio observatorio.

Usaron simulaciones para diferenciar eventos normales (rayos cósmicos que llegan desde el cielo) de posibles eventos "ascendentes" (desde el suelo hacia arriba). De todos los intentos, solo uno podía ser considerado ascendente, pero era consistente con un error de reconstrucción, ya que, estadísticamente, esperaban alrededor de 0,27 falsos positivos, así que ese único evento no representaba evidencia real.

"Si bien el origen de estos eventos aún no está claro, el estudio indica que tales eventos no han sido vistos por un experimento con una exposición prolongada como el Observatorio Pierre Auger (...) Es un problema interesante, porque todavía no tenemos una explicación de qué son esas anomalías, pero lo que sí sabemos es que lo más probable es que no representen neutrinos", concluyó Wissel en su comunicado.

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