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Denuncian eutanasia no autorizada a adulto mayor: Hija cree que su padre pudo ser sepultado vivo

La muerte de un adulto mayor al interior de un hogar administrado por una reconocida fundación en la ciudad de Valdivia, región de Los Ríos, esconde una serie de contradicciones que solo le han generado dudas a su familia sobre la real causa de su fallecimiento. 

Sus cercanos denuncian que al hombre de 95 años le suministraron fármacos para acelerar su deceso, por lo que acusan una supuesta eutanasia no autorizada.

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Pero lo más doloroso, es que su hija cree que él pudo haber sido sepultado cuando aún estaba vivo.

"Él estaba feliz en el hogar"

Julio Lara Arriagada trabajó hasta avanzada edad, y luego de jubilarse se fue a vivir con su hija y sus dos nietas. Todo iba bien, hasta que a los 85 años comenzó a presentar algunos problemas de movilidad, por lo que fue trasladado al hogar Padre Pío de la Fundación Las Rosas.

"Yo trabajaba y lo tenía que dejar solo. Igual era peligroso, las chicas trabajaban. Y era una maldad que yo lo tuviera solo en la casa", relató su hija María Alejandra

"Entonces conseguí un cupo en el hogar y se fue. Él estaba feliz en el hogar. Del hogar mismo, yo no puedo hablar mal, porque mi papá estaba bien. Él quería mucho a la gente del hogar", agregó.

El día de su fallecimiento

"Ese día 15 de marzo (del año pasado), me mandaron a buscar desde el hogar para poder hacerle una contención a mi papá, porque él se paraba y si se mareaba, podía caer", señaló.

En esa instancia ambos compartieron y asegura que él la reconoció. Sin embargo, fue la última vez que lo vio con vida. Una semana después, María Alejandra recibió una llamada de parte de una de las cuidadoras del hogar. 

 

Meganoticias

 

"No le pregunté por mi papá, porque pensé algo malo y no le quise preguntar. Me dice 'era para contarle que a Julito lo llevamos ayer al hospital. Lo dieron de alta'. Y ahí le digo yo: 'a qué bueno, ¿y cómo está?'. Y me dijo 'No, si él falleció'. Muy segura ella de que fue un infarto", indicó su hija. 

Afectada por la noticia, se trasladó al hogar ese mismo día. Al llegar, vio a su padre sobre una camilla, vestido y cubierto con una sábana blanca. Desde aquí, según la familia, comenzarían a quedar al descubierto una supuesta cadena de incongruencias que solo siembran dudas de las circunstancias y la causa de muerte de Julio Lara.

Presentaba un golpe en la cabeza

"Le pregunto a la directora que por qué vistieron a mi papá, si yo había pedido que no lo hicieran, porque yo le tenía su ropa. Y me dice que es por el rigor mortis, antes que se ponga rígido", comentó María Alejandra. 

Horas después, ella y personal de la funeraria desvistieron el cuerpo de Julio para ponerle la ropa con la que él deseaba ser sepultado. En ese momento, advirtieron que tenía un gran hematoma en la parte posterior de la cabeza. Pero no solo eso, ya que también notaron que su cuerpo aún tenía temperatura. 

"A las 10 de la mañana, cuando entre todos lo cambiamos... a mi papá lo sentamos, lo vestimos... y mi papá no tenía ningún rigor mortis. No tenía nada. Le doy un beso en la frente y siento que tiene mucho calor para estar muerto tanto rato. Y le tomé la mano y yo juraría que él me apretó la mano. Y le pasé el santito y mi papá hizo como una pinza", explicó la mujer. 

Le solicitó a las cuidadoras del hogar que le entregaran el certificado de defunción de su padre para iniciar los trámites de sepultación, pero nadie tenía el documento. Finalmente, se lo entregaron en la noche de ese mismo día, firmado por un médico totalmente desconocido para ella. 

"Fueron al hospital, mandaron a una TENS como a las 21:00 horas, estaba el doctor de turno y le dicen 'oiga, haga un certificado, porque se murió este caballero de neumonía'", afirmó la hija del fallecido.

"Me dijeron que no tenía familia"

María Alejandra cuestiona que nadie del hogar le haya avisado que su padre había sido llevado al hospital. "Me dieron puras explicaciones tontas, que no habían encontrado mi teléfono, que no me habían llamado porque era muy tarde", aseguró. 

Posteriormente, fue al Hospital Base de Valdivia para solicitar la ficha de atención de su padre y entrevistarse con la doctora de urgencia que lo recibió y horas después lo dio de alta.

"Ella me pregunta que quién era yo. Yo le dije que era la hija y me dice "pero cómo, si me dijeron que no tenía familia, que no tenía una red de apoyo, y yo necesitaba un familiar para tomar esta decisión, y eso me lo repitió muchas veces", añadió. 

"A mí alguien me tiene que haber contado la historia"

A María Alejandra le dijeron que su padre murió de un infarto, pero la causa de muerte, firmada por un médico que jamás vio al paciente, señala neumonía

Una vez que conversó con el médico, a quien le mostró las radiografías realizadas a su progenitor, él le comenta que no se percibe una neumonía, contrario al certificado que el propio doctor había firmado. 

"¿Y usted cómo hizo un certificado médico con esto?", le preguntó la mujer. "Entonces el doctor se sienta en el computador y me dice 'a mí alguien me tiene que haber contado la historia'. Después, en su declaración, dice que llegó alguien, que le pidió un certificado médico de defunción y él lo dio, pero no se acuerda de dónde era la persona, si era hombre o mujer, menos el nombre", agregó.

La conversación con la doctora

La hija del adulto mayor decidió volver a conversar con la doctora que atendió en urgencias a su padre. Ella le diagnosticó la neumonía y luego le inyectó morfina y midazolam para darlo de alta en estado agónico

Ante la gravedad de los hechos, María Alejandra optó por grabar la conversación con la profesional, ya que sospechaba que se le había sometido a una presunta eutanasia sin el consentimiento de la familia ni del paciente. 

  • Médico: Cuando yo conversé con las acompañantes que llegaron 
  • Hija: ¿Era mujer u hombre? 
  • Médico: Era una mujer. Se acuerda que conversamos, que ella me había dicho que no tenía red de apoyo, con ella conversé. Y la idea de esto era dejarle una sedoanalgesia para que él estuviera más confortable al momento de partir. Lo conversé con ella, porque me dijo que no tenía red de apoyo. 
  • Hija: Esa cantidad de midazolam que le inyectaron a mi papá, ¿era para que mi papá se muriera?
  • Médico: Sí, poh.
  • Hija: ¿Cierto?
  • Médico: Esa era la idea. 
  • Hija: Es que no era la idea, doctora. 
  • Médico: Claro, pero yo no sabía que usted era la hija. Y yo conversé con ella y llegamos al consenso de que, dado cómo él llegó, que en teoría no tenía red de apoyo, por lo que ella me dijo, dado lo avanzada que estaba la neumonía.
  • Hija: ¿Dónde dice que mi papá tenía neumonía, dónde? Porque mi papá ahí dice que estaba relativamente bien, porque estaba normotenso. 
  • Médico: Dice en malas condiciones generales. Dice que está flaco, sus signos vitales estaban dentro de lo normal. Pero él estaba mal. Por eso fue que conversamos con la cuidadora. No sé si me comprende. 
  • Hija: Sí la entiendo. O sea, dieron la autorización para que maten a mi papá. O sea, una eutanasia tapada.
  • Médico: O sea, no matarlo, pero, en el fondo, sedarlo. 
  • Hija: Para que muera.
  • Médico: La idea era sedarlo y que esté sin dolor.
  • Hija: Para que muera. 
  • Médico: Para que muera tranquilo. 

Exhumación del cuerpo

María Alejandra asegura que ni en los informes del hogar ni en los del hospital se da cuenta del hematoma que tenía su padre en la cabeza. Ante las nulas respuestas de ambas instituciones y la posibilidad de que su padre solo estuviera sedado y no muerto al momento de ser sepultado, decidió solicitar la exhumación del cuerpo, la que se concretó un año después de su deceso.

"Cuando sacamos a mi papá, el vidrio de su urna estaba roto. Obviamente, ojalá Dios quiera que no... pero imagínese todo lo que yo pienso", lamenta su hija. 

Actualmente, la Fiscalía está aún a la espera de los resultados de los exámenes toxicológicos. 

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