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¿Se puede morir por un corazón roto?

  • Por Meganoticias

Existen numerosas canciones que describen lo doloroso que puede llegar a ser el fin de una relación y todo quien ha sufrido un quiebre amoroso responderá que hay momentos en los que uno cree que podría morir de amor. Científicos norteamericanos con ayuda de investigaciones publicadas en la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, luego de décadas de investigación, confirmaron que es posible morir por emociones extremas.

Para entender el resultado del estudio es necesario repasar algunos casos históricos que generaron el interés en la comunidad médica respecto al efecto de las emociones en el cuerpo humano.

En 1986, una mujer de 44 años de edad ingresó al Hospital General de Massachusetts, Estados Unidos, con claros síntomas de un ataque cardiaco. Los detalles que complicaron a los doctores fueron que, tras realizar los exámenes de rutina, no encontraron problemas coronarios ni coágulos que pudiesen estar causando la condición de la mujer.

Los investigadores del New England Journal of Medicine, Thomas Ryan y John Fallon, ingresaron el inusual caso dentro de los archivos con una pequeña nota que explicaría la condición de la mujer: "La mujer se sentía bien durante la mañana, pero en la tarde, y tras enterarse que su hijo de 17 años había cometido suicidio, comenzó con molestias clásicas de un infarto".

Los detalles del caso de Massachusetts no fueron novedad para todos los científicos, ya que biólogos y veterinarios del mundo ya conocían una condición similar que ocurría en los animales al enfrentarse a situaciones de vida o muerte, la "miopatía de captura". Esta condición se produce cuando los animales se enfrentan a depredadores y la adrenalina inunda su torrente sanguíneo, pero la concentración es tan alta que la misma sangre se vuelve casi como un veneno, dañando los músculos del animal, incluso su corazón.

Para cuando la mujer de Massachusetts fue ingresada al hospital con un supuesto ataque cardíaco, los veterinarios del Parque Zoológico Nacional de Washington D.C. ya contaban con programas efectivos para evitar dicha condición en alces, ovejas, ciervos, antílopes, gacelas y pavos salvajes entre otros.

Ya en la década del 90, una mayor cantidad de estudios y casos humanos comenzaron a convencer a los científicos de la relación entre problemas físicos y estrés psicológico extremo.

En 1995, los investigadores Jeremy Kark, Silvie Goldman y Leon Epstein descubrieron que los israelitas tuvieron mayor probabilidad de morir debido a problemas cardíacos el 18 de enero de 1991 que en los meses anteriores y posteriores a dicha fecha. Según el estudio, esto se debía al estrés que sufrieron con el inicio de la Guerra del Golfo, siendo ese día de enero la fecha en que Irak bombardeo Israel y la impresión causada afecto a miles de personas con aflicciones cardiovasculares.

Los investigadores consignaron en el Diario de la Asociación Americana de Medicina que "la percepción de una situación de vida o muerte les fue susurrada durante un período de tiempo, afectándolos psicológicamente. Para prepararse ante un ataque biológico se repartieron máscaras y jeringas conteniendo atropina. El país entero estaba fuertemente afectado por la ansiedad y la presión emocional de los misiles que amenazaban sus vidas fue demasiado para algunos".

En la misma década, investigadores japoneses acuñaron el termino "Cardiomiopatía Takotsubo", la cual hace referencia a un aparente ataque cardíaco inducido por el estrés. Pero no fue hasta 2005 cuando se estableció de manera mundialmente reconocido el concepto de Cardiomiopatía por estres, conocido también como el "Síndrome del corazón roto".

¿Se puede morir por un quiebre amoroso o el fallecimiento de un ser querido?

Desde el 2005 a la fecha, se han realizado miles de estudios que relacionan los efectos físicos de las distintas emociones, entre los cuales destacan diversos análisis del impacto que se genera en el cuerpo humano al enamorarse.

Un estudio publicado en 2010 en la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos descubrió que, al desarrollar sentimientos amorosos hacia otra persona, el cerebro humano se ve afectado de la misma manera que lo hace cuando se encuentra bajo los efectos del alcohol o drogas como la cocaína. Tanto el amor como las adicciones estimulan las zonas del cerebro que corresponden a la "búsqueda de premios", lo cual vuelve a la persona adicta al placer alcanzado.

Un estudio publicado en 2014 demostró que al sufrir un quiebre amoroso o perder a una persona que amamos, nuestro cuerpo experimenta los mismos síntomas que si un adicto dejara de consumir su vicio de un momento a otro, es decir, pasamos por un período de abstinencia, lo cual explica las conductas agresivas, depresivas y melancólicas de quienes pierden a su pareja.

Las estadísticas demuestran que las personas que pierden a sus parejas (sea por muerte o quiebre de la relación) aumentan en un 30% sus probabilidades de presentar condiciones negativas de salud desde el momento de la pérdida y sólo dos años después se recupera la probabilidad normal. Esto se debería a que el sistema inmune se ve afectado y suprime algunas defensas.

Debido al "Síndrome del corazón roto" el riesgo de sufrir problemas cardíacos aumentan seis veces en la primera semana luego de perder a la pareja, debido a que los músculos del corazón se ven paralizados e incluso muestran cambios físicos, debido a la gran cantidad de adrenalina que es producida. La mayoría de las personas logran recuperarse en dos meses de la cardiomiopatía por estrés.

Fuente: BBC.com, NBClosangeles.com, The New England Journal of Medicine y Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos.