Chicago: el musical que promete encantar a los chilenos
Por Paulina Cepeda A.
Una de las obras musicales más populares y elogiadas en todo el mundo y de todos los tiempos es "Chicago". Ambientado en los años 20, se desarrolla en la ciudad del mismo nombre y la producción original debutó en Broadway en 1975, mantiéndose en cartelera hasta 1977 y logrando realizar 936 funciones.
La historia fue inspirada en hechos reales, pero se nutre con sabrosos ingredientes: la lujuria, la ambición por la fama y la infidelidad; aspectos que le brindan la cuota de intriga y misterio necesarias para mantener la atención del espectador. Al mismo tiempo se instala una crítica a la corrupción que a veces se da en el sistema judicial y también a las mujeres criminales que, gracias a la cobertura de los periodistas, terminan siendo consideradas y tratadas como verdaderas estrellas.
Con un espectacular ballet y bajo importantes piezas de jazz, "Chicago" relata la vida de Roxie Hart, una joven que soñaba con ser una reconocida artista, pero quien antes de lograrlo fue acusada de asesinar a su amante, razón por la cual fue encarcelada. Allí se encuentra con Velma Kelly, una popular estrella de la noche que asesinó a su marido y hermana luego que los encontrara juntos y engañándola.
Durante el desarrollo de la obra, ambas mujeres realizan varios intentos por salir de la cárcel y evitar la horca, pena máxima que se otorga por ese delito. Con ese escenario, recurren a los servicios de Billy Flynn, un abogado que cuenta con gran prestigio, pues gracias a sus artimañas para acomodar las versiones de sus clientes -que casi siempre son los acusados-, nunca ha perdido un juicio.
Debido al éxito rotundo, otras compañías y en otros países decidieron llevarlo a las tablas. Así ha tenido versiones en España, Argentina, México, Colombia, Alemania, y muchos otros países, logrando un total de 17 millones de espectadores en todo el mundo.
En 2002 Chicago fue adaptada a la pantalla grande como película musical y fue protagonizada por Catherine Zeta-Jones, Renée Zellweger, Richard Gere, John C. Reilly, Queen Latifah y Christine Baranski.
Dirigida y coreografiada por Rob Marshall y con guión de Bill Condon, Chicago fue aclamada por la crítica y obtuvo seis premios Óscar en 2003, incluyendo la categoría Mejor Película, siendo el primer filme musical en ganar ese galardón desde Oliver!, en 1969.
Chicago en Chile
Y ahora, en el 2013, la obra es presentada por primera vez en Santiago. Bajo la supervisión de la destacada coreógrafa Karen Connolly, y un gran elenco de actores y bailarines nacionales, se logra montar un exigente y riguroso espectáculo de calidad internacional, pero que igual contiene la picardía y el humor propio del chileno.
Roxie Hart es interpretada por Sigrid Alegría, quien realiza un excelente trabajo al lograr retratar la dualidad que caracteriza a esta joven: la inocencia y el egoísmo que la acompañan en su desesperado caminar por alcanzar la fama. Con su dulce voz, la actriz llena de armonía el escenario, el cual se desestabiliza en ciertas ocasiones a causa de sus irreverentes momentos de sinceridad; los que fueron adaptados a un lenguaje más propio y común de nuestro país, recurso que logra sacar más de una carcajada en el público.
Daniela Lhorente representa a la divina Velma Kelly, un personaje que aparece como antagonista de Hart pero que termina cediendo ante la posibilidad de regresar a los escenarios.
La actriz se luce en esta ocasión. Le juegan a favor su gran desplante y bien logrados movimientos. Además, cuenta con un potente vozarrón, lo que es un aval a la hora de tener que bailar y cantar al mismo tiempo, actividades que le ponen buena cuota de exigencia al trabajo que se realiza al montar un espectáculo en vivo. Lhorente logra el objetivo con éxito, sin dejar la elegancia y sensualidad.
El sagaz Billy Flynn es interpretado por Álvaro Espinoza. Y si bien no posee una voz privilegiada, logra una buena interpretación del abogado. Un tipo que es un amante de la vida y las mujeres, y quien disfruta el dinero que le otorga su buen desempeño laboral; el que no sería tan popular si el señor en cuestión no supiera como manipular a la prensa de la época. Álvaro Espinoza en el rol de este hombre confiado y egocéntrico, logra entonación y los movimientos corporales necesarios para dar cuenta de que se trata de un pícaro ambicioso.
Katty Kowaleczko es la anfitriona. Ella es quien presenta el espectáculo antes que se levante el telón. Desde su papel, la actriz cautiva la atención del público no sólo por la entrega el relato, sino también por su estilizada figura, la que se realza aún más con el atuendo propio de los años 20 que utiliza. Cada cierto tiempo durante la obra, Kowaleczko interviene con el fin de contextualizar la historia y moverse por los espacios ficticios.
La versión chilena de Chicago tal vez no pone gran énfasis en la escenografía, por lo que el público podría no impregnarse del glamour, el encanto y la fascinación de los shows de aquella época. Algo similar ocurre con los bailarines, pues su reducido número provoca a ratos la sensación de instantes de vacío y ofrece una posibilidad de escasez en el escenario.
Sin embargo, el espectacular desempeño de los actores y el impecable sonido de la orquesta, que interpreta de manera excepcional reconocidos temas del jazz, permiten que esas pequeñas falencias pasen al olvido.
Lo cierto es que una vez terminada la obra musical, y cuando el público aplaude emocionado, es posible afirmar que nuestro "Chicago" es un espectáculo de grandes proporciones.