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Tunguska: El misterioso meteorito que impactó en Siberia con la fuerza de 300 bombas atómicas

  • Por Meganoticias

80 millones de árboles cayeron en un instante en 1908, la explicación más consistente asegura que se trató de un meteorito; sin embargo, la ausencia de un cráter en la zona de impacto ha provocado toda clase de teorías.

¿Una explosión de antimateria o la formación de un mini agujero negro

Tunguska, es el único registro de la entrada de un meteoroide de gran magnitud a la Tierra en tiempos modernos.

 

Archivo expedición de Leonid Kulik

 

Un área de 2 mil 100 kilómetros cuadrados de bosque inhabitado fue instantáneamente quemado. Según la NASA, las ondas expansivas fueron registradas por barómetros en toda Europa y golpearon a personas que se encontraban a más de 65 kilómetros de distancia.

El cielo se iluminó durante dos noches en Asia y algunas regiones de Europa. Ninguna expedición llegó al sitio en los siguientes 13 años. La dificultad para acceder a la zona y la ausencia de pueblos cercanos dificultaron el inicio de una investigación.

El descubrimiento

El científico Leonid Kulik, del Museo de Mineralogía de San Petersburgo y experto en meteoritos, realizó el primer intento por acercarse al sitio del impacto en 1921, sin embargo, lo inhóspito de la región provocó el fracaso de la expedición.

Cuando logró llegar en 1927, para la sorpresa del científico, no había cráter de impacto, solo un área de 4 kilómetros de diámetro donde los árboles se mantenían en pie, pero sin ramas ni corteza. En los alrededores miles de kilómetros derribados marcaban el epicentro.

 

Tunguska, The Siberian Times

 

Meteoritos en la tierra

La Tierra es bombardeada por aproximadamente 16 toneladas de meteoritos que se precipitan a la atmósfera, pero la mayoría son tan pequeños que pasan desapercibidos o son un resplandor de pocos segundos en el cielo nocturno.

Sin embargo, existen meteoritos con el potencial de arrasar con el mundo entero. Un impacto de tal magnitud no sucede hace 65 millones de años, pero la mañana del 30 de junio de 1908 ocurrió un evento nombrado Tunguska, una explosión equivalente a 300 bombas atómicas en Siberia central.

 

Mapa de Siberia central
Wikipedia Commos

 

“El cielo se partió en dos”

Kulik logró romper con el silencio de los pobladores, que aportaron los primeros testimonios, “apareció un fuego a lo alto”, señaló S. Semenov, un testigo presencial que se hallaba a 60 kilómetros del impacto y fue entrevistado por Kulik.

Su relato, registrado por National Geographic en español, es quizás el más famoso y detallado de la explosión.

“De repente, vi que directamente hacia el norte, sobre la carretera Tunguska de Onkoul, el cielo se partió en dos y apareció un fuego a lo alto y ancho sobre el bosque. La división en el cielo se hizo más grande y todo el lado norte estaba cubierto de fuego", sostuvo Semenov.

"En ese momento me puse tan caliente que no pude soportarlo, como si mi camisa estuviera en llamas; del lado norte, donde estaba el fuego, llegó un fuerte calor. Quería arrancarme la camisa y tirarla abajo, pero luego el cielo se cerró y sonó un fuerte golpe y me arrojaron unos metros", relató el testigo.

Luego de la caída aseguró que perdió el sentido, pero su esposa salió corriendo a socorrerlo, "cuando el cielo se abrió, el viento caliente corrió entre las casas, como de los cañones, que dejaron rastros en el suelo como caminos, y dañaron algunos cultivos. Más tarde vimos que muchas ventanas estaban rotas y en el granero, una parte de la cerradura de hierro se rompió”, afirmó el poblador de la zona.

Las teorías

La teoría más aceptada relata que la mañana del 30 de junio de 1908, una roca espacial de aproximadamente 37 metros de ancho penetró la atmósfera terrestre a una velocidad de 53 mil kilómetros por hora, suficiente para alcanzar una temperatura de 24 mil grados celsius.

El cielo se iluminó, pero el meteoro no hizo contacto con la superficie terrestre, explotó a ocho kilómetros de altura. La onda expansiva explicaría el desastre y los millones de árboles caídos en el área.

La hipótesis del 2020

Según un estudio publicado en la Royal Astronomical Society, se trató de una roca formada por hierro que alcanzó los 200 metros de ancho y rozó la Tierra a una distancia mínima de 10 kilómetros antes de seguir su órbita, dejando a su paso una onda de choque de tal magnitud, que provocó que el cielo ardiera y los millones de árboles quedaran derribados.

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