
Chileno es elegido el "Fotógrafo del año" por su trabajo en el epicentro del coronavirus
Cubrir la pandemia del coronavirus es una de las tantas tragedias en las que ha trabajado, pero la única que le ha significado el título de "Mejor fotógrafo de agencia 2020", otorgado por el prestigioso diario de Reino Unido, "The Guardian".
Se trata del chileno Héctor Retamal, profesional que fotografió el día a día de la crisis sanitaria del Covid-19 desde su epicentro, Wuhan, en China. En conversación con LUN y la prensa británica, el galardonado habló sobre su experiencia en el país asiático y cómo vivió los primeros meses de la pandemia
¿Qué dijo?
Tras aterrizar en China durante 2019, fue a inicios de 2020 cuando Retamal llegó por primera vez a Wuhan: "Fue impresionante ver las calles y carreteras vacías. La gente tenía mucho nervio y miedo, parecía una ciudad fantasma", comenta.
Consultado sobre la imagen que más lo golpeó emocionalmente, relata: "Durante los primeros días, salí a recorrer en la mañana y encontré el cuerpo de un señor mayor de edad tirado en la calle. Había fallecido. Nadie se le acercaba, la gente alrededor gritaba y otros pasaban de largo".
"Al rato después llegaron dos hombres vestidos de overol blanco a hacerse cargo del cuerpo y alejar la gente. Algunas personas nos dijeron que no era la primera vez que pasaba eso en el sector", indica sobre la imagen que se muestra a continuación.
La desesperación de la ciudad
El chileno se desempeña como profesional de la Agencia France-Presse, cuyos jefes no querían enviarlo a China en un principio.
Según dice, ellos "estaban preocupados, pero insistí en ir. Les recordé que ya había cubierto una epidemia de cólera en Haití. Después conocí a una mujer que insistió en que no debería ir. Dijo que la ciudad se había vuelto muy peligrosa y volvió a verme varias veces para tratar de convencerme de que volviera a Shanghai".
Reconoce que no creía en las advertencias, hasta que llegó al epicentro del virus: "El miedo se había apoderado de los habitantes de Wuhan (...) Lo que fue aún más inusual fue que la gente se me acercó y me tomó del brazo, pidiéndome que entrara a ver".
"Querían mostrarme lo que estaba pasando. Eso no suele ocurrir en China. Dudé en seguirlos en caso de que los guardias de seguridad me vieran y llamaran a la policía. Pero entré de todos modos y luego vi lo difícil que era la situación", añade.
Finalmente, la ciudad comenzó a volver a la normalidad en el pasado mes de septiembre, cuando ya no había contagios a nivel local y el comercio hizo su reapertura.
El chileno de 44 años concluye: "En Shanghai, la gente mira de manera diferente a los extranjeros ahora. A veces, cuando tomo un ascensor, la gente no quiere entrar conmigo. Pero eso nunca me pasó en Wuhan. La gente me saludó. Seguían acercándose a mí y preguntándome qué estaba haciendo allí".
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