Logo Mega

Este aviso se cerrará en segundos

Alexander Azukar, de los graffitis en Chile a las galerías de París: "Soy un artista trap"

  • Por Meganoticias

Por Oliver Rodríguez

Año 1999. Con solo 12 años, Alexander Rozas, con amigos o en solitario, se escabullía entre el tráfico de la capital con gruesos plumones en sus bolsillos o latas de spray en su mochila. El objetivo era claro: aprovechar las luces rojas o los tacos de hora punta para taggear las ya desaparecidas micros amarillas del sistema de transporte de Santiago.

El tag, la conocida y muchas veces rechazada práctica de firmar de un nombre o seudónimo en diferentes puntos de la ciudad fue, como para la mayoría de quienes integran este mundo, la introducción oficial de Alexander Azukar al graffiti.

Seis mil euros

Veinte años después, su nombre no solo es reconocido en el arte callejero. Sus trabajos en muralismo, pintura sobre tela, obras en luz de neón y hasta diseño textil lo han situado dentro de los artistas con proyección en Chile. Durante estos últimos dos meses, desde el 14 de marzo al 14 de mayo precisamente, su trabajo se puede ver en 193 Gallery, en París, Francia.

"Me llamaron para participar de una exposición colectiva de arte chileno contemporáneo, acompañando a uno de los artistas chilenos más influyentes del siglo XXI, Iván Navarro, junto a otros más emergentes. Luego, la misma galería me llevó al connotado salón de arte contemporáneo Urban Art Faire 2019 en Carré du Temple, en el que vendí una obra en 6.000 euros", cuenta Rozas a AhoraNoticias.cl desde Dinamarca, donde continúa su recorrido graffitero que contempla también Italia, España y Suecia.

"De pieza en pieza, de casa en casa"

Alexander Rozas nació hace 33 años en el Hospital Salvador de Santiago. Su madre, Natalie, tenía apenas 15 años para su llegada. "Crecimos juntos con el Manuel, mi papá, al que conoció cuando yo tenía tres años", dice el artista. La relación con su padre biológico, cuenta, fue intermitente.

La calle, el skate y el fútbol marcaron la infancia del pintor. Sobre todo la calle. "Cuando estaba en el colegio vivíamos con mi abuela, mi mamá trabajaba todo el día así que yo trataba de callejear lo más que pudiese. Siempre me retaban por esto", agrega.

Cuando tenía cinco años nació su hermana, marcando el inicio de un periplo familiar por diferentes partes de la ciudad. "No crecí en ningún lugar específico, fuimos muy nómades. De pieza en pieza, de casa en casa, de colegio en colegio. Estuve en 11 colegios", agrega entre risas.

Alto Rendimiento

Antes de los plumones y los spray, la vida del pintor estuvo ligada al deporte de alto rendimiento, llegando a representar a Chile en la disciplina de Taekwondo. A los 19 años, asegura, fue su último Panamericano. A estas alturas, ya llevaba al menos siete años complementando las patadas con los rayados.

"Me ganó el amor por la calle. Dejé todo tirado y me puse a vivir una vida desenfrenada que me hizo desembocar en las artes y volver al graffiti", señala.

-¿Qué te acercó al arte que haces hoy?

-Las artes marciales, el taller de carpintero de mi abuelo Alberto, el graffiti, pero por sobre todo la pena. Tengo una personalidad súper existencialista y eso siempre me ha impulsado a querer crear mi propio mundo. Cuando te pones a observar el mundo en el que estamos es preocupante.

Dictadura de la imagen

A través de su recorrido en el streetart nacional, Azukar ha integrado en sus obras dicha preocupación por el estado actual del mundo. En efecto, una de sus más características formas de expresión ha sido la intervención de fotografías publicitarias, tapando las caras de modelos con sus distintitivos rostros realizados a un solo trazo de spray, es decir, sin ningún tipo de interrupción. Su forma de atacar a lo que llama la "dictadura de la imagen".

"Existe una dictadura de la imagen en la sociedad, la publicidad nos manipula de tal forma que ya es normal para nosotros ver por ahí mujeres sexy promoviendo y llenando a niñas con ideas de cánones de belleza que generar terribles consecuencias. Hombres estereotipados llenando de esperanzas falsas a otros con un producto", argumenta el artista. 

Video presentación La Luz de lo Incorregible:

Lo anterior, argumenta, ha traído consecuencias nefastas para la sociedad, representadas a través de trastornos alimenticios, dismórficos corporales, vigorexia, gastos compulsivos en ropa, obsesión por las operaciones estéticas e, incluso, la pérdida de la autoestima y el aumento en los índices de depresión. "Vivimos en una sociedad de consumo y es imparable", reflexiona.

 "El mundo está lleno de buenos artistas"

El desarrollo de la carrera de Alexander Azukar lo ha llevado a rodearse con todo tipo de artistas, debido a su presencia en diferentes disciplinas. Hoy sus obras están en París junto a las de Iván Navarro, pero en julio estará pintando un mural en Taiwan, como parte de una exposición colectiva de streetart, organizada por Arcadeartgallery, por ejemplo.

Graffiti en muro en Santiago:

Respecto al arte callejero y graffiti nacional, junto con destacar el buen nivel de sus colegas y la exposición que están teniendo, el graffitero destaca que en Chile aún no existe "tanto control" para pintar en las calles. "Basta con tocar el timbre de una casa, hablar con el dueño o dueña, mostrárles tu trabajo o les cuentas una idea y ¡Pum, estás pintando legal!", señala, agregando que en otros países es requisito también la autorización del municipio.

Al no haber pasado nunca por una escuela de arte, el escritor de graffiti es cauto para referirse a la escena visual, aunque admite que le atrae su lenguaje y la elocuencia con la que hablan de sus trabajos. Además, dice, se ríe con "ocasionales pedanterías" que oye en las salas a las que lo convocan.

"Lo que me gusta del arte chileno o de la escena actual es que siempre están saliendo galerías con nuevas propuestas, motivadas por presentar nuevas caras, el mundo está lleno de buenos artistas, solo tienes que topártelos", sostiene.

Cortometraje de exposición La luz de lo incorregible: 

"Soy un artista trap"

Como buen graffitero, la calle ha sido un eje central en la vida de Rozas. Esto lo ha hecho testigo de lo que en ella ocurre y de los fenómenos sociales que nacen en sus diferentes contextos. Así, por ejemplo, muestra su  cercanía con el movimiento trap, destacando que este va mucho más allá de la música. "Soy un artista trap", señala.

"Estéticamente lo encuentro muy ecléctico, es como una mutación del punk y el rap. Pelos teñidos con dread como mohicanos, ropas desteñidas con cloro, numerosos parches de marcas lujosas. Filosóficamente el trap está en la calle, es como el hip hop. Luego aparecen relatores que cuentan lo que está pasando, y para ser un relator de esa movida tienes que estar en la calle", explica. 

Marlon Breeze, Young Cister y Pablo Chill-E son parte de los relatores a los que hace alusión Rozas, aunque también valora la aparición de exponentes que, usando sonidos de trap, entreguen mensajes menos violentos y hasta románticos. "Como el Ceaese", ejemplifica.

"Así, las nuevas generaciones no solo tienen que escuchar música que hable de drogas, robo y tráfico, porque el problema es que muchos se cuentean y quieren ser gangster", concluye el artista, que ya comienza a preparar un breve regreso a Chile.