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Por qué no deberíamos usar el papel higiénico para limpiarnos

  • Por Meganoticias

El papel higiénico no estaría cumpliendo con su principal objetivo, o al menos lo hace, pero a medias. Eso afirman diferentes expertos en la materia.

El tema lo puso sobre la mesa estos días la autora del libro The Big Necessity: The Unmentionable World of Human Waste and Why It Matters, que en entrevista con Tonic de Vice fue directa.

"Me resulta bastante desconcertante que millones de personas anden con anos sucios, mientras creen que están limpios", afirmó.

¿Por qué esta afirmación? Según explica, limpiarse con papel no hace todo el trabajo y deja que residuos de las heces continúen ahí. Además, el material que muchos usan puede generar fisuras anales e infecciones del tracto urinario.

"El papel higiénico mueve las heces, pero no la elimina", añadió.

A juicio de la autora, habría que replicar ejemplos de países como Japón, Grecia o Italia, quienes usan bidés para limpiarse.

En Hollywood hay voces que se han unido a esta idea. Es el caso del rapero Will.i.am, quien ejemplificó: "toma un poco de chocolate, ponlo en un piso de madera y luego trata de sacarlo con papel. Vas a tener chocolate en las grietas", afirmó.

Ante ello, invitó a usar toallas húmedas, como la que se ocupa en los bebés. Will Smith, que también apoya el cambio, indicó que el uso de ese material es "increíble".

Pero a lo anterior hay que agregar que un uso agresivo del papel puede generar dolorosas lesiones en el ano, las que pueden terminar hasta en hemorroides.

Una razón histórica

Harvey Molotoch, profesor de la Universidad de Nueva York y autor de Toilets: Public Restrooms and the Politics of Sharing, explicó que la costumbre estadounidense de usar papel se remonta a los ingleses.

Según contó, durante los siglos XVIII y XIX, un inglés iba a París y usaba bidés "a menudo para vivir una vida libertina". Es por eso que se asoció aquello con burdeles y prostitutas.

Ya con los años, el WC se mantiene por la escasa idea de cambiar los baños en Estados Unidos, además de un costo y costumbre que pocos norteamericanos pretenden mejorar.

"Cuantos más obstáculos hay, más tienes que hablar sobre estas cosas. Y dado que estas cosas están rodeadas de tabú, daña más la posibilidad de que algo cambie", dijo el académico.

¿Estamos preparados para ese cambio? Es la pregunta que muchas personas en Occidente debieran hacerse.