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Los secretos de la investigación a Gerardo Joannon por denuncias de abusos sexuales

  • Por Carolina Acuña

Que se conocían sus conductas inapropiadas, pero se le dejó actuar a su entera libertad. En completa reserva se mantuvo el contenido del informe de investigación previa encargada por la Congregación de los Sagrados Corazones por las denuncias de abusos sexuales en contra de sacerdote Gerardo Joannon.

La indagatoria, que también incluyó al presbítero Juan Andrés Peretiatkowicz, fue encargada por los SS.CC a la abogada penalista María Cecilia Ramírez, luego que los denunciantes Felipe Vial, Pablo Avendaño y Carolina Marín hicieran pública las acusaciones que hoy están siendo indagadas por la justicia.

Mediante un comunicado, el 30 de diciembre pasado, la congregación informó el cierre de la indagatoria instruida, señalando que las denuncias contra Peretiatkowicz fueron consideradas verosímiles. No obstante, respecto al caso de Gerardo Joannon, a quien Carolina Marín acusó de abusarla sexualmente durante cuatro años mientras era alumna del colegio SS.CC en Providencia, “no se logró llegar a un convencimiento de verosimilitud de la denuncia de violación, al no acreditar aspectos relevantes del relato, así como de los actos de connotación sexual descritos”.

Meganoticias tuvo acceso al contenido de las 58 páginas del reporte reservado que contiene el detalle de las conclusiones, los descargos de Joannon y una nueva acusación en su contra. Antecedentes de la investigación que dan cuenta de aspectos no informados por la congregación y que hoy se conocen por primera vez.

“De manera general, los hechos que se han considerado plausibles dan cuenta de la comisión de abusos sexuales y de conciencia por parte de los denunciados Gerardo Joannon y Juan Andrés Peretiatkowicz en contra los denunciantes Carolina Marín y Felipe Vial, menores de edad a la época de la comisión de los hechos”, advierte el informe en su parte final.

Fue en agosto del año pasado cuando Joannon tuvo que enfrentar la primera denuncia pública de connotación sexual. Carolina Marín acusó haber sido violada y abusada por el sacerdote desde los 8 años. Abusos que, asegura, se habrían iniciado en el colegio durante su preparación para el sacramento de la Primera Comunión.

Frente a esta acusación, el sacerdote negó todos los hechos imputados en su declaración en la investigación. Dijo no conocer a la denunciante y que nunca preparó niñas para la Primera Comunión. Afirmó, además, que las fechas en que se le atribuyen los abusos no coinciden con el periodo en el que él estuvo prestando servicios en el recinto.

“Dada la edad que tenía en la época de su comisión la denunciante – 8 años- presentan una complejidad en el análisis de los mismo del que no participan las denuncias anteriores”, consigna la investigación frente a la denuncia de Marín. Eso, porque -según se da cuenta en el documento- “el sacerdote cuenta con un nutrido historial comprobado en algunos casos, en otros solo a nivel de comentarios, de conductas inapropiadas con mujeres, pero todas ellas a partir de al menos la pubertad, de tal manera que la situación en concreto escapa de la pauta de conducta seguida por el presbítero”.

Sin embargo, se indica que “a pesar de las fracturas internas del relato y circunstancias, no se pueden descartar, por cuanto no hay elementos que de manera categórica permitan hacerlo y se trata de ilícitos en extremo graves”.

Se señala que, por otra parte, que hay elementos que permiten tener por acreditado un vínculo de Joannon con otra alumna "que habría comenzado cuando ella estaba cursando 8vo. Básico; esto es, a sus trece años, edad que coincide con la que la denunciante señala haber tenido al término de su abuso. De ello se desprende, sin contrariar la sana crítica, que hay un punto de atracción del sacerdote denunciado por las jóvenes, a una edad más temprana de la que refieren el resto de los testigos”, añade.

Más adelante, se consigna que si bien no es posible acreditar una violación, “sí se considera plausible que haya sido objeto de tocaciones de carácter sexual por parte del denunciado”.

El informe incluye otros pasajes de la declaración de Joannon: “En cuanto a la fama de picaflor y mujeriego que se le atribuye, dice que son cosas que se dicen al pasar sin ningún fundamento, típico de colegio de monjas que si se trabaja con mujeres inmediatamente al hombre que está con ella, se le imputa alguna clase de relación inapropiada”.

En otro punto, se indica que “en cuanto a las muestras de afecto con las niñas y, específicamente, a sentarlas en la falda, señala que en ese colegio estudiaron muchas sobrinas de él y que cuando las veía efectivamente las abrazaba y la saludaba muy cariñosamente”. Joannon, de hecho, se definió como un hombre muy afectuoso y no tener problemas con ello.

La nueva denuncia

Según se consigna en el texto, fue la acusación de Carolina Marín contra el sacerdote, que hizo pública en agosto pasado, la razón por la que una nueva denunciante -cuyo nombre prefiere mantener en reserva- aportó su testimonio a la indagatoria.

Aseguró haber sido víctima de manipulación, hostigamiento y abuso principalmente psicológico, pero también físico de parte del sacerdote de quien, afirmó, haberse sentido enamorada.

Acusó presiones y chantajes emocionales, admitiendo que solo después de una terapia reconoció su condición de víctima y que esa relación “malsana” Joannon la mantuvo con otras mujeres también.

“Coacción de conciencia hacia la denunciante”

Respecto de este relato, en el informe se indica que las conductas “dan cuenta de una abierta manipulación de la relación de confianza existente entre la feligresa y el clérigo, quien oficiaba de su guía espiritual. Tanto es así que éste influyó decisivamente en las elecciones de su vida espiritual y personal”.

Añade que “los hechos que refiere dan cuenta de una coacción de conciencia hacia la denunciante, como también de transgresión inapropiada a su esfera física en general y, en particular, en el ámbito de la sexualidad, sin que, en algunos casos, dada su edad, llegasen a constituir un ilícito penal”.

Pero no solo eso. Se indica que “el relato, corroborado por múltiples testimonios, da cuenta que el p. Joannon contaba con un exceso de libertad en el ejercicio de sus labores ministeriales, se apartaba de las prescripciones de su jerarquía y que ciertamente se conocían sus conductas inapropiadas, pero se le dejó actuar a su entera libertad, sin considerar las consecuencias que sus actos causaban en terceras personas y el resto de la comunidad. Era tenido como una especie de imán para atraer nuevos feligreses a la iglesia, lo que llevó a que se hiciera caso omiso de sus transgresiones”.

Adopciones Ilegales: La mención al juez Carroza y al Vaticano

En 2014, el sacerdote -que actualmente reside en una casa de la congregación en la comuna de Ñuñoa- fue denunciado por realizar adopciones irregulares en las décadas de los 70 y 80. Por este caso, la investigación de la iglesia declaró verosímiles los hechos imputados; sin embargo, en el ámbito civil los delitos fueron considerados prescritos.

El documento da cuenta de un episodio que Joannon abordó a lo largo de su testimonio. Respecto al traslado a la diócesis de San Felipe “agrega que todo este tema tuvo que ver con las adopciones ilegales, cuestión que fue investigada por la justicia y que el juez Instructor, vale decir el ministro Carroza, le encontró toda la razón en lo llevado a cabo por él para evitar un aborto, pero que no lo podía decir públicamente. Agrega que en dicha oportunidad el Vaticano se encargó de manifestarle que nada de lo que había realizado era incorrecto”.

En esa línea, se añade que Joannon “al respecto, señala que no es efectivo lo que con ocasión de la investigación se afirmó, que los niños se hayan dado por muertos y que él simplemente lo que hacía era contactar a las personas que querían dar su hijo en adopción con los médicos y, a su vez, a las personas que necesitaban recibir a bebés en dicha calidad con los médicos respectivos, pero que nunca hizo de intermediario directamente con las familias y desconocía cómo se llevaba a cabo la operación. Cree que probablemente los médicos fueron los que les dijeron a las familias que las criaturas habían nacido fallecidas”.

“Un plesbítero que actuaba sin controles”

Según consta en el informe, la indagatoria recoge testimonios de alumnas y funcionarios del colegio SS.CC de Providencia. En base a ellos y en uno de los puntos del reporte se advierte que “el acceso del p. Joannon a las alumnas de enseñanza básica se relaciona con el ambiente que se vivía en torno a la figura del sacerdote, pues dado su carisma e imán que provocaba no estaba sujeto a normas”. Se consigna, además, que “el presbítero era una persona que actuaba sin controles” y que “se puede afirmar que actuaba al margen de las reglas del Colegio y la Congregación, comportamiento tolerado por ésta".