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"Mi papá nunca me creyó": El testimonio de una de las víctimas de pastor condenado por abusos

  • Por Meganoticias

Por Oliver Rodríguez

"Mi papá nunca me creyó. Hasta el día de hoy no me cree".

La cruda frase pertenece a Andrea Aravena, una de las víctimas del expastor evangélico José Gutiérrez Monsalve, quien el 10 de mayo pasado fue condenado por el Tribunal Oral en Lo Penal de Rancagua a 5 años y un día de cárcel efectiva -sin beneficios- por abusar sexualmente de tres menores de edad entre los años 2014 y 2016.

Andrea, hoy de 19 años, conoció al pastor Gutiérrez en 2010, durante la celebración del matrimonio de su padre y su segunda esposa en Rancagua. En ese tiempo, dice, comenzaba a relacionarse con su papá y su madrastra, aunque seguía viviendo junto a su madre en la séptima región. Todos pertenecían a la Iglesia Unida Metodista Pentecostal.

"Era buena onda, trataba muy bien a la gente y como que inspiraba confianza, si se puede decir de alguna manera", dice Aravena, explicando la primera impresión que tuvo de Gutiérrez, a quien describe como un hombre delgado y "muy alto, casi de dos metros".

FOTO: José Gutiérrez Monsalve. (Cedida por víctima)

Codegua

El 2012, Andrea y su padre decidieron que ella se iría a vivir con él y su familia a Rancagua, a un par de cuadras de la iglesia que dirigía el pastor. Esto, mientras la relación entre el religioso y el padre de la niña de entonces 12 años seguía estrechándose, al punto de decidir trasladarse todos a Codegua, a metros de donde Gutiérrez se construiría una casa.

"Siempre me quedaba sola desde la mañana hasta como las 9 o 10 de la noche", dice Aravena, recordando que su padre y madrastra le entregaron llaves de la propiedad a Gutiérrez. Fue en esos momentos de soledad donde se produjo la mayoría de los abusos sexuales en su contra. Aunque, la presencia de otras personas no siempre fue sinónimo de seguridad para Andrea.

Año nuevo 2014

El primer epsodio, recuerda la joven, fue durante la celebración de año nuevo 2014 que organizó su padre en la casa donde vivían. En su relato, Andrea describe que vestía un short "largo" y una polera holgada. Iba a tirarse a la piscina de su casa con unos amigos. 

"Iba saliendo de mi pieza y él estaba en el pasillo, y me dice: 'Tú no puedes estar así, no puedes mostrar mucho'. Me empezó a tocar el pelo, a decir que era linda, que no tenía que dejar que nadie me tocara", recuerda Andrea. Tras esto, Gutiérrez tocaría los pechos de la niña, por encima y luego por debajo de la ropa, aprovechando que los demás invitados se encontraban en el patio. 

"Me paralicé, no sabía qué hacer en ese momento. No le dije nada, estaba en shock en ese momento, me quedé solamente quieta, no sabía qué hacer. Después de eso me dio un piquito y luego se fue", recuerda. Hechos como este se fueron repitiendo, prolongando y agravando en el tiempo. 

Foto: Iglesia Óscar Bonilla, Rancagua, dirigida hasta 2016 por Gutiérrez.

Sola en casa

"Siempre llegaba del colegio y lo encontraba adentro de la casa, hacía que me sentara en sus piernas, me daba muchas palmadas en el trasero (...) Una vez me agarró de las muñecas, me tiró a la cama y, encima mío, me decía: 'No tienes que dejar que nadie más te toque, tienes que portarte muy bien'. Yo me encerraba, a veces me escondía en mi clóset para que no me encontrara. Me escondía donde podía", relata Aravena. 

La joven le contó a su padre en reiteradas oportunidades lo que estaba ocurriendo, pero este no le creyó. A esa altura, Gutiérrez era considerado un guía espiritual de la familia. "Me fui por dos motivos de la casa de mi papá: primero, por lo de este caballero, pero también porque mi papá me maltrataba físicamente", señala Aravena, que en septiembre de 2014 regresaría a Parral a vivir con su madre.

"No me ves más"

En el año 2016, Andrea recibió un llamado desde Rancagua. La madre de otra de las víctimas de Gutiérrez -todas de la misma congregación- quería saber si ella había sufrido abusos por parte del pastor. El caso estaba ad portas de destaparse, pero Aravena decidió callar ante las amenazas de su padre.  

"Estaba tratando de arreglar las cosas con él. Trataba de perdonarlo. Él me dijo: 'No, cómo vas a hacer eso, él tiene un hijo. Cómo le vas a hacer esto, lo vas a meter preso' y me pidió que no lo hiciera, me amenazó con que se iba a alejar de mi, que nunca me iba a perdonar, que nunca ibamos a estar juntos. 'No me ves más', dijo", explica la víctima.

Lo anterior duró hasta el año 2017, cuando Andrea cumplió 18 años. Tras una conversación con su madre, esta la instó a hacerse parte del proceso en contra de Gutiérrez, que ya sumaba cuatro presuntas víctimas. Contactó a quien la había llamado hace un año y sumó su testimonio. "Con mi papá no hablo desde que fui a declarar y puse la denuncia", resume. 

Foto: Tribunal Oral en Lo Penal de Rancagua.

Paralelamente, tras conocer las denuncias en su contra, Gutiérrez renunciaría a su cargo en la congregación y, junto al padre de Andrea, se trasladarían a vivir a Parral, la misma ciudad donde vive su víctima. Hasta el día de hoy, dice Andrea, se topa en la calle con el condenado. "Me mira con cara como si se le fueran a salir los ojos, como enojado", relata. 

Fiscalía

En efecto, Gutiérrez aún no está preso. Servando Pérez, fiscal adjunto de la región de O'Higgins, quien estuvo a cargo de la investigación en el caso del pastor, explicó a AhoraNoticias.cl que la defensa del religioso presentó un recurso de nulidad a la sentencia, el cual será analizado durante el mes de junio por la Corte de Apelaciones de Rancagua. Mientras esto no ocurra, el condenado estará en libertad.

Junto con señalar que en este tipo de casos nunca se logra la conformidad total con la condena, Pérez manifestó que algo que ayudó a Gutiérrez fue la confesión temprana de sus delitos y la colaboración que prestó durante la investigación.

Respecto al caso particular de Andrea, el fiscal sostuvo que fue "especialmente valiente, porque no tenía ningún apoyo familiar. Incluso, nos costó ubicarla porque ya se había trasladado a la séptima región (...) estábamos al tanto de que el papá nunca le creyó y la presionaba para que no siguiera con esto". 

Foto: Fiscal adjunto VI región Servando Pérez.

Un día menos

Pese a que en el juicio oral Gutiérrez asumió la completa responsabilidad por sus delitos, reconociendo su culpabilidad, su defensa estima que el fallo de primera instancia es excesivo, por lo que reclamaron su nulidad. Lo que buscan es que se reduzca la pena en solo un día, para poder optar a un método alternativo de cumplimiento. 

Así lo confirmó la abogada del condenado, Pamela Urquhart, quien sostuvo que si la sentencia es "de cinco años y un día, es de cumplimiento efectivo, si es que es de cinco años, nosotros tenemos la posibilidad de alegar una libertad vigilada intensiva. Tendría derecho por irreprochable conducta anterior".

Tras ser informado de la realización de este artículo, José Ricardo Gutiérrez Monsalve prefirió no entregar su testimonio.

Foto: Pastor José Gutiérrez. Actividad Iglesia Unida Metodista Pentecostal. Año 2010

"Perdí la confianza en los hombres"

Todos los episodios relatados por Andrea figuran en la sentencia judicial en contra de Gutiérrez, a la que tuvo acceso Ahora Noticias, en la que también se detallan los delitos en contra de otras dos menores, los cuales se desarrollaron dentro de la iglesia que dirigía el ahora exreligioso.

A sus 19 años, Aravena asegura que tiene asumido que los recuerdos no se irán, dice que su vida no ha sido feliz y que una de las cosas que más la ha afectado es tener que seguir encontrándose con su abusador en la calle, pese a haberse cambiado de ciudad.

"He tenido que llevar eso durante todos estos años, porque era chica, y que te quiten la inocencia así, de esa manera, es super doloroso. Hasta el día de hoy me ha costado incluso poder estar con mi pololo. Perdí la confianza en los hombres. Es difícil, porque uno piensa que te van a hacer algo. Que todos los hombres son iguales, además que el era un viejo ¡un viejo! Hasta el día de hoy afecta", concluye.