Los románticos mensajes que delataron a carabineros declarados culpables por tráfico de drogas
El pasado jueves 21 de marzo, el Sexto Tribunal Oral de Santiago declaró culpables a cinco excarabineros perseguidos por los delitos de robo y tráfico de drogas, entre otros.
El caso surgió en el 2016, cuando se descubrió que los exuniformados, de la población El Castillo, eran parte de una red de quitadas de droga, realizando falsos allanamientos de morada para apropiarse del dinero y de la mercancía de los traficantes del sector.
El nexo fundamental de la banda criminal era la relación que mantenía Cristián Pinilla, uno de los expolicías, con la narcotraficante María Luisa Aguilera. La historia fue contada en el reportaje “Cuando un sargento ama a una narco” de la Revista Sábado.
Carabineros tuvo conocimiento de que Pinilla y Aguilera eran pareja cuando intervinieron el teléfono del exuniformado. Radio Bío Bío publicó algunos de los mensajes que la pareja se enviaban.
Pinilla: Oye, ¿tu amiga estará lista, con el bazar abierto?
Aguilera: No sé ahora en las mañanas, como no todos venden por la policía.
Pinilla: Si po, tú no más.
Aguilera: Obvio, yo siempre he vendido.
Más adelante en la conversación queda en evidencia la relación que ambos tenían.
Pinilla: Ya, mi chica.
Aguilera: Ya te vas a irte.
Pinilla: No, todavía no, tú sabes que me cuesta irme.
Aguilera: Pero cuando te vas, te vas más rico.
Pinilla: Ya empezamos, ya empezamos.
Aguilera: Mi paquito rico.
Pinilla: Jaaa, patúa.
Aguilera: Pero por qué patúa, todo el tiempo me decís patúa; pero, ¿por qué patúa?
Pinilla: Por lo que me dices. Y soy la autoridad.
Aguilera: Con ropa; sin ropa, no.
Los vecinos del sector detectaron rápidamente esta situación, ya que comenzaron a ser víctimas de los robos perpetrados por el grupo. Esto generó que otros narcos comenzaran a repartir volantes en una feria para denunciar a los policías.
La situación inquietó a Maria Luisa:
Aguilera: Oh, amorcito. Sabís que está la media… Mira, te voy a mandar por WhatsApp todo lo que dicen de ustedes en Facebook.
Pinilla: ¿De mí?
Aguilera: O sea, de los que andan.
Pinilla: ¿Qué dicen?
Aguilera: Que cuando ustedes se vuelvan a meter a una casa, les saquen una foto y los denuncien, porque son los ladrones más grandes de La Pintana.
Los otros grupos que traficaban drogas no sabían que María Luisa estaba coludida con los uniformados, por lo que la invitaron a unirse a su causa.
Aguilera: Es que aquí vino un loco, si acaso podía servir de testigo de que ustedes hacían eso. Porque ustedes son los mismos pacos que me reventaron a mí.
Pinilla: ¿Ya?
Aguilera: Yo le dije que no, que cómo iba a ir de testigo si soy traficante.
Pinilla: ¿Y fue uno solo? ¿Qué están juntando? ¿Firmas?
Aguilera: Sí, evidencias para ir a la fiscalía.
Pinilla: Pero están cagados, no tienen por dónde (…) ¿Cómo llegó a tu casa ese hueón?
Aguilera: Porque aquí me conocen, po.
Pinilla: Ya.
Aguilera: Porque me habían reventado.
Pinilla: Ya, ya, ya.
Aguilera: ¿Por qué tan pesado, tan seco?
Pinilla: Estoy cabreado po, chica, si no ando todos los días igual.
Aguilera: Ya po.
Pinilla: Esta hueá me tiene choreado igual.
Aguilera: Van a tener que ponerse más brutos, no queda otra (…).
Pinilla: Voy a tener que comprarme una pistola, porque me pueden andar siguiendo. ¿Qué más te dijo el hueón?
Aguilera: Yo le dije que no, que no me metieran en ninguna hueá, no quiero tener problemas con la yuta (…).
Pinilla: Estoy bien saturado con la hueá.
Aguilera: Obvio. Cómo van a andar tirando folletos, si ustedes son policías.
Pinilla: Voy a tirar unos días de licencia o vacaciones, ya me está choreando la huevadita.
La investigación avanzó hasta finalmente la mujer fue visitada por Carabineros, para luego declarar ante Fiscalía. De este modo fue como cayó Pinilla con sus compañeros.
En septiembre del 2016 fue allanada la casa de Pinilla, donde se incautaron $1.300.000, además de anillos, aros, una tablet y perfumes.
El 4 de abril de conocerán las penas de los cinco excarabineros. El Ministerio Público solicitó condenas que llegan hasta los 30 años de presidio.
