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El triste y precario balance de Haití a 10 años del terremoto

  • Por Meganoticias

Este 12 de enero se cumplen 10 años de la tragedia en la que en solo 35 segundos, un terremoto ocurrido a las 16:53 hora local, arrasó con Puerto Príncipe, capital de la pequeña isla de Haití.

Un demoledor sismo de 7.3 grados en la escala de Richter sacudió la pequeña isla centroamericana con epicentro a 15 km de la ciudad de Puerto Príncipe, su capital, convirtiéndola en zona de escombros y dejando un 65% de las construcciones en total colapso.

Según los científicos fue el de mayor intensidad registrado en los últimos 200 años, con el agravante de que hablamos del país más pobre del continente americano.

La destrucción de las infraestructuras fue general. Unas 105 mil residencias quedaron totalmente destruidas y más de 208 mil dañadas. Más de 1.300 establecimientos educativos, más de 50 hospitales y centros sanitarios se desmoronaron o quedaron inutilizables. El principal puerto del país quedó fuera de servicio.

Las cifras oficiales ofrecidas por el gobierno un año después del terremoto, ratifican que los efectos fueron devastadores: 316.000 muertos, 350.000 heridos, más de 1.5 millones de personas perdieron su hogar y se estimó que existían unos 2 millones de damnificados. Como remate, después del sismo estalló una epidemia de cólera.

El Palacio presidencial, el Parlamento, el Palacio de Justicia, la mayoría de edificios de los ministerios y de la administración pública fueron destruidos.

El balance de una década: Haití no ha logrado recuperarse

Abundante ayuda humanitaria, múltiples donativos de organizaciones pro derechos humanos, rescatistas y fondos de ayuda no fueron eficientemente administrados. Se presentaron Planes de Acción y Desarrollo para recuperación del país, de los cuales no hay una evaluación clara.

Haití también padeció disturbios políticos en 2015, y los desastres naturales no cesaron, fueron sacudidos por varios de los huracanes más fuertes de la zona (Mathew e Irma en 2016 y 2017), y por grandes inundaciones.

Actualmente, más de dos millones de haitianos aún dependen de la ayuda humanitaria. El nivel de pobreza se ha incrementado, muchas de las estructuras caídas no fueron reconstruidas, el sistema sanitario continúa colapsado en varias áreas, especialmente las más marginadas y el nivel de formación de sus ciudadanos sigue condicionado por la falta de organización, carencia de recursos económicos y empleos inestables.

Sin embargo, y como uno de los pocos signos positivos, desde 2006, Haití ha vivido un periodo de mayor estabilidad política, después de años de violencia. La ayuda internacional, se ha mantenido.

A todo esto se suma un factor crucial para entender la situación actual de Haití: El olvido. Pasado el terremoto y la atención de los medios, el mundo parece haber dado la espalda a esta pequeña nación, con la excepción de algunas organizaciones internacionales que trabajan en el terreno y la Iglesia cuya ayuda se hace efectiva a través de los misioneros y los proyectos sociales que llevan a cabo.

Para los expertos, el desastre en Haití no fue el movimiento sísmico. La catástrofe son los dos millones de personas que deambulan por las plazas y calles y que viven en espacios precarios superpoblados, con escasos medios de protección contra la intemperie.

Es el millón de desplazados internos, la escasa rentabilidad en la agricultura y la baja competitividad de sus productos de exportación.

Las ciudades receptores de desplazados registran una urbanización caótica y desenfrenada, con procesos de construcción anárquicos y sin ningún control. Es la historia de los que huyen, con sus necesidades perennemente insatisfechas. La marginalización extrema, la insalubridad y la intemperie; la desesperanza de quienes tocan fondo.

El futuro

Pero, Haití es también un país que sonríe en su dolor, que siempre ha enseñado sobre resiliencia, sobre la capacidad de reponerse y seguir adelante.

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