Esta señal te advierte que el aceite de freír se ha vuelto tóxico

  • Por Eduardo Woo

Las frituras no son algo de lo que se aconseje en las dietas saludables, sin embargo es algo con lo que se vive en nuestra vida diaria.

Tarde o temprano se recurre a ella, o porque estás apurado o porque te quieres dar un gusto. Pero freír debe hacerse con cuidado porque incluso puede llegar a ser tóxico.

Así lo explica Ángela Quintas, coach nutricional que en declaraciones al diario El País advirtió de una señal que confirma que el aceite que has ocupado debe ser cambiado.

Se trata del "punto de humeo", que es cuando el aceite comienza a tirar un vapor. Según señala la experta en alimentación, el aceite en la fritura "sufre unas transformaciones desfavorables, al aumentar la temperatura se aceleran los procesos químicos haciendo que se degrade antes".

Este proceso "se da entre el agua del alimento (o la humedad del aceite) y el aceite, generando un aumento de los ácidos grasos libres que favorecen la oxidación. Hace que tenga un olor y un sabor desagradables, así como que disminuya su punto de humeo, y se formen metilcetonas y lactonas".

Todo ello genera la acroleína, que es "una sustancia irritante y cancerígena obtenida a partir de la glicerina resultante de la hidrólisis de los acilglicéridos".

Quintas aconseja un aceite puro para freír, idealmente el de oliva frente al de girasol o de maíz, ya que el primero resiste mejor a las altas temperaturas.

Jamás se debe mezclar el aceite usado con el nuevo, puesto que "puede producir sustancias irritantes y tóxicas".