Para una economía doméstica sana: ¿Cómo administrar las finanzas de mi familia para evitar las deudas?

La economía doméstica funciona similar a la forma en que un gobierno administra la economía de un país. Al interior de un hogar, las y los jefes de familia ejercen como ministros de salud (compra de medicamentos), de vivienda (pago del arriendo o dividendo), de educación (matrículas y mensualidades del colegio o la universidad), etcétera.

Pero también existen otros: el de alimentación (compra de alimentos para el mes), y de vestimenta (ropa y calzado adecuados para cada temporada del año), por mencionar algunos. Todos tienen el mismo objetivo: que el ministerio de hacienda (el bolsillo) del hogar tenga los recursos suficientes para destinarlos a las necesidades de la familia o de un miembro en particular.

 

La economía doméstica también funciona de manera similar que la economía de las empresas. Créditos: Freepik.

 

La economía doméstica se refiere a la administración del dinero para la toma de decisiones. Antes de efectuar una compra, esta administración implica reflexionar sobre ella: por ejemplo, ¿cuáles son las consecuencias de comprar una televisión, cuando podría destinar ese dinero para el pago de una deuda?

Si la economía doméstica no es sana, cae enferma por endeudamiento. Existe tratamiento para salir de las deudas o evitarlas. Para algunas y algunos podría consistir casi en un áspero proceso de introspección, pero altamente eficaz. Economistas y especialistas entregaron sus mejores consejos a Meganoticias.cl para hacer un buen gobierno de las finanzas familiares.

Consejo 1: identificar los ingresos, gastos y ahorros

Para el economista y académico universitario, Iván Valenzuela Klagges, las dificultades están en el modo en que las familias administran sus finanzas. “Para que los hogares puedan proyectar sus finanzas, primero se debe tener muy en claro cuál es el orden financiero actual”, explica el experto, lo que requiere la identificación de los siguientes pilares para la posterior ejecución de un plan:

  • Ingresos: dinero que recibe una persona a cambio de la realización de una actividad económica. Componen el patrimonio o capital de una familia, sea unipersonal o de más miembros.
  • Gastos: desembolsos para acceder a un bien o servicio, incluyendo el pago de una deuda. Los gastos se dividen en fijos (de primera necesidad y necesarios) y variables (extras y prescindibles), entre los que se incluyen los denominados gastos “hormiga”.
  • Ahorro: efectuados los principales gastos del presupuesto familiar, se puede destinar una parte para el ahorro, el que consiste en la recaudación de dinero para un objetivo determinado que se pretende cumplir a futuro. 

Para Javiera Quiroga, periodista especializada en economía y fundadora de Economina, plataforma de educación financiera en Instagram (@economina_cl), el orden de las finanzas no es una imposibilidad.

"Lo primordial es organizarse. Es la única manera de saber el dinero que entra, sale y a qué se destina", comenta. En el caso de los gastos, después de identificarlos, "es muy importante ordenarlos y priorizarlos".

Esa organización implica clasificar los compromisos financieros: "Sepáralos entre los que son fijos y variables. Ayuda mucho categorizarlos entre los más urgentes y los que van a significar un desembolso mayor", agrega.

 

Ordenar las finanzas es el primer paso para una economía doméstica sana. Créditos: Freepik.

 

Identificados los pilares, la siguiente etapa corresponde a la toma de decisiones. Dependiendo de cada familia, la recomendación es cambiar aquellos gastos "hormiga", que consisten en el desembolso de montos pequeños, pero que sumados significan un porcentaje importante del presupuesto familiar.

Los gastos "hormiga" más comunes pueden ser las compras de vasos de café en el trabajo, las aplicaciones de streaming que están en desuso, el salir todos los fines de semana, entre otros. Gracias a esta reflexión, los hogares pueden mejorar sus finanzas y destinar recursos para la inversión de activos o pago de pasivos.

Consejo 2: conoce lo que son los activos, gastos y pasivos

En el mundo de las empresas y los emprendimientos mucho se habla de estos tres conceptos, los que se pueden aplicar a la economía doméstica, porque son parte de ella. De hecho, no hay familia que no haya lidiado con este trío.

Básicamente, un activo es un bien o servicio mediante el cual la persona puede obtener ganancias. Ejemplo de ello es un automóvil: si se compra para destinarlo a la actividad económica del transporte de pasajeros, entonces se convierte en un activo, porque generará una mayor riqueza para la familia. 

Si ese mismo vehículo no genera ganancias monetarias, se transforma en un gasto, porque no representa ingresos; es más, puede profundizar el nivel de endeudamiento si es que la adquisición fue mediante un crédito, dado que todos los meses la familia tendrá que pagar la cuota de ese gasto.

 

Los gastos no generan ningún tipo de ganancias, a no ser que sean transformados en activos. Créditos: Freepik.

 

En cuanto a los pasivos, corresponden a la deuda contraída con terceros para financiar la compra de un determinado bien o servicio. Siguiendo el mismo ejemplo, un pasivo es la deuda con el banco para comprar el auto.

Lo menos recomendable es contraer pasivos para adquirir gastos: “Al final, lo que tienes es una utilidad negativa. Si pides dinero al banco —como un crédito de consumo—, lo ideal es que sea para comprar un activo”, recomienda el profesor Valenzuela Klagges.

Idealmente, se debe procurar convertir los gastos en activos, y no viceversa. Eso implica extender el uso cotidiano de un producto hacia uno comercial: la bicicleta utilizada para el traslado podría funcionar para tareas remuneradas de delivery, por ejemplo.

Consejo 3: prestar atención al uso de la tarjeta de crédito

La tarjeta de crédito permite a muchas personas el acceso a la banca, especialmente a trabajadores y trabajadoras que tienen la capacidad de pagarla. Su principal característica es que da la posibilidad de comprar más cantidad y pagarla a tres meses sin interés (sin un cobro adicional en la cuota).

Durante la inflación, algunas familias se acogieron en la tarjeta de crédito, dando lugar a endeudamiento y morosidad —ambos términos no son lo mismo: significan contraer una deuda y atraso en el pago de ella, respectivamente.

 

La tarjeta de crédito le permitió a las familias poder paliar la crisis inflacionaria. Créditos: Freepik.

 

Quiroga expone en que la tarjeta de crédito es “una herramienta de consumo que tiene que ser utilizada de manera súper responsable y bien apegada a la realidad para no caer en deudas”, y hace énfasis en un ítem fundamental: el pagar a tiempo las cuentas y las deudas.

Según la experta, el pagar a tiempo las cuentas y las deudas otorga un importante beneficio: “Superar la prueba de que eres un buen pagador. Esto da ventajas como obtener un buen historial crediticio y así acceder a un crédito para comprar una propiedad o un auto, por ejemplo; la extensión de la línea de crédito; etcétera.

Bonus track: ¿Cómo estar al día con las cuentas?

La fundadora de Economina da los siguientes consejos:

  • Elegir un plazo de pago que se acomode a la fecha en que se reciben los ingresos.
  • Crear un cronograma con los pagos del mes en una agenda.
  • Si se tiene una tarjeta de crédito, tratar de pagar más del mínimo mensual: “Cuando pagas el mínimo, por lo general son solo intereses, los que son rotativos; es decir, intereses sobre intereses”, detalló la influencer económica.

Si no se tiene ese orden financiero a nivel crediticio, es recomendable usar la tarjeta de débito, dado que así solo se emplea el dinero que la persona tiene depositado en su cuenta bancaria.

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